Cuentos de Valores

La aventura de Dino y Rita: Una amistad prehistórica en el valle de la felicidad

Lectura para 6 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

Puntuación:

0
(0)
 

Compartir en WhatsApp Compartir en Telegram Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir por correo electrónico
0
(0)

En un hermoso valle de verdes praderas y altas montañas, donde los árboles eran tan grandes que casi tocaban las nubes, vivía un pequeño dinosaurio llamado Dino. Dino era un diplodocus de color azul, con un cuello largo y amistoso que siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás. Todos en el valle lo querían mucho porque era muy generoso y siempre ofrecía su ayuda.

Un día, mientras Dino paseaba cerca de un lago brillante, escuchó un suave llanto. Curioso y con el corazón lleno de bondad, se acercó a ver de dónde venía el sonido. Al acercarse, vio a una pequeña dinosaurio de color rosa, con grandes ojos llenos de lágrimas. Ella era Rita, una pequeña triceratops que había estado jugando sola.

—¿Por qué lloras? —preguntó Dino con su voz suave y reconfortante.

—Yo… —dijo Rita entre sollozos—, quería jugar con los demás, pero me dijeron que no podía porque no sé jugar bien. Me siento muy triste y sola.

Dino se agachó un poco para estar a la altura de Rita y le sonrió. Sabía que todos son diferentes y que cada uno tiene sus propias habilidades. Entonces, decidió que quería ayudarla a sentirse mejor.

—No te preocupes, Rita. Todos tenemos algo en lo que somos buenos —dijo Dino—. ¿Te gustaría jugar conmigo? Podemos inventar un juego nuevo, así no tienes que preocuparte por lo que los demás piensen.

Rita secó sus lágrimas con una de sus patas y asintió con una sonrisa tímida. ¡Era una gran idea! Así que Dino pensó en un juego que podrían disfrutar juntos.

—Vamos a jugar a «Exploradores del Valle». —dijo Dino emocionado—. Seremos dos grandes exploradores que recorren el valle en busca de tesoros escondidos.

Rita sonrió de oreja a oreja. Tenía muchas ganas de jugar, así que empezó a seguir a Dino por el valle. Juntos caminaron por prados llenos de flores y atravesaron un pequeño bosque. Mientras exploraban, Dino le enseñaba a Rita cómo observar las cosas a su alrededor: el brillo del sol, el canto de los pájaros y el ajetreo de las pequeñas criaturas que se escondían entre los arbustos.

—Mira, Rita —dijo Dino, señalando un árbol extraño—. Allí arriba hay un nido de pájaros. ¿Ves cómo las mamás vuelan a casa para alimentar a sus pequeños? ¡Es un verdadero tesoro de la naturaleza!

Rita miró hacia arriba y se quedó maravillada. Nunca antes había prestado atención a esos detalles. Se dio cuenta de que había tanto por descubrir en su hogar. Así fue como el juego se volvió más divertido. Mientras corrían y exploraban, Dino le enseñó a Rita a ser valiente y a enfrentar sus miedos, como cuando cruzaron un pequeño arroyo.

—Aunque el agua se vea fría, solo debemos dar un paso a la vez. ¡Tú puedes hacerlo! —la animó Dino.

Rita respiró hondo y, sintiéndose apenada, pero al mismo tiempo emocionada, se lanzó. Sus patas se mojaran un poco, pero al llegar al otro lado, brinco de alegría. Había superado su miedo y se sentía muy orgullosa.

Ya en la otra orilla, comenzaron a buscar «tesoros». Encontraron piedras de diferentes colores, algunas hojas que brillaban al sol y un pequeño charco lleno de ranas que croaban felices. Cada descubrimiento era celebrado con risas y gritos de alegría. En esos momentos, Rita olvidó el dolor de la soledad y, aunque sabía que todavía había mucho que aprender, se sentía más valiente y segura de sí misma que nunca.

Comparte tu historia personalizada con tu familia o amigos

Compartir en WhatsApp Compartir en Telegram Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir por correo electrónico

Cuentos cortos que te pueden gustar

autor crea cuentos e1697060767625
logo creacuento negro

Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

Deja un comentario