Cuentos de Valores

La Aventura de Ibón y el Bosque Mágico

Lectura para 4 años

Tiempo de lectura: 4 minutos

Español

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Había una vez un niño llamado Ibón que tenía el cabello tan rubio como el sol del mediodía. Ibón vivía en una casa colorida con su padre Daniel, que tenía el cabello moreno y siempre llevaba una sonrisa, y su madre Sara, con cabello rubio y ojos llenos de amor y aventura.

Una noche, mientras el viento susurraba secretos a través de las hojas de los árboles, Daniel decidió contarle a Ibón su cuento favorito antes de dormir. Era una historia de valientes exploradores y animales fantásticos en un bosque encantado. Mientras Daniel narraba, las palabras parecían danzar y flotar en el aire, creando imágenes vivas en la mente de Ibón.

— Y justo cuando el joven explorador descubrió el camino oculto detrás de la cascada… — Daniel hizo una pausa para aumentar el suspense, pero antes de que pudiera continuar, algo extraordinario ocurrió.

De repente, una luz brillante llenó la habitación, y tanto Ibón como Daniel sintieron una suave brisa que los envolvía. Sin saber cómo ni por qué, padre e hijo se encontraron de repente dentro del cuento, parados en un bosque donde los árboles brillaban con luces misteriosas y los sonidos de criaturas desconocidas llenaban el aire.

— ¡Papá, estamos en el cuento! — exclamó Ibón, su voz mezcla de asombro y excitación.

— Parece que sí, hijo. ¡Qué aventura vamos a tener! — respondió Daniel, aunque en su interior sentía una mezcla de incredulidad y preocupación sobre cómo volverían a casa.

Mientras tanto, Sara, que había ido a la cocina por un vaso de agua, regresó a la habitación para dar las buenas noches a su esposo e hijo. Para su sorpresa, encontró la habitación vacía, con solo el libro abierto en la cama y la luz de la lámpara parpadeando como si estuviera viva.

Confundida y preocupada, Sara se acercó al libro. Las páginas parecían vibrar suavemente bajo su toque, y de alguna manera, intuyó que Daniel e Ibón estaban dentro de esa historia. Sin dudarlo, Sara tocó la ilustración del bosque encantado y, al instante, fue transportada al mismo mundo mágico.

En el bosque, Ibón y Daniel habían comenzado a explorar, maravillándose con las criaturas y plantas que nunca habían visto en la realidad. Había árboles que cantaban y flores que bailaban, y pequeños animales que parecían hechos de luz y sombras.

— Debemos encontrar la cascada del cuento, ¡allí puede estar la clave para regresar a casa! — dijo Daniel, recordando la historia que había estado contando.

Guiados por el instinto y la curiosidad, padre e hijo caminaron a través del bosque encantado, cada paso lleno de maravillas y descubrimientos. Sin embargo, pronto se dieron cuenta de que no estaban solos en su aventura.

Sara, usando su ingenio y valentía, había seguido el rastro de sus voces y finalmente los encontró cerca de un río que brillaba bajo la luz de una luna que no parecía de este mundo.

— Ibón, Daniel, ¡estoy aquí! — gritó, aliviada al verlos sanos y salvos.

El reencuentro fue emocionante, y juntos, la familia decidió buscar la cascada misteriosa que podría ser su camino a casa. Con la ayuda de Sara, que siempre había tenido un espíritu aventurero y una mente rápida, encontraron la cascada oculta detrás de una cortina de enredaderas luminosas.

— Según el cuento, debemos atravesar la cascada sin miedo, confiando en que nos llevará a casa — explicó Sara, tomando las manos de sus seres queridos.

Con un suspiro de esperanza y un salto de fe, los tres pasaron a través del velo de agua. Sentían el frescor y el poder del agua mientras caminaban, y entonces, tan súbitamente como habían llegado, se encontraron de vuelta en su hogar, en la habitación de Ibón, con el libro cerrándose suavemente sobre la cama.

— ¡Lo hicimos! — exclamó Ibón, abrazando a sus padres.

— Sí, gracias a que estuvimos juntos y no perdimos la fe — dijo Daniel, mirando a Sara con una mezcla de gratitud y amor.

Desde esa noche, el cuento de aventuras de Ibón tomó un significado especial para la familia. Aunque nunca más volvieron al bosque encantado del libro, la aventura que compartieron les enseñó sobre el valor, la unión y el poder infinito de la imaginación y el amor familiar.

Y así, cada noche, antes de dormir, recordaban su viaje mágico, sabiendo que las mayores aventuras son las que se viven juntos, explorando los vastos y maravillosos mundos de sus sueños y cuentos compartidos.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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