Cuentos de Valores

La Seño Mati

Lectura para 4 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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En un rinconcito colorido de la ciudad, donde los pájaros cantaban más alegres y las flores crecían más brillantes, se encontraba el jardín de infantes «Estrellitas». En este lugar mágico, lleno de risas y juegos, trabajaba la Seño Mati, una maestra joven con una sonrisa que iluminaba el salón y un corazón tan grande que abrazaba a todos sus pequeños alumnos sin siquiera tocarlos.

Mati era más que una maestra para los 22 niños y niñas de su clase. Era su guía, su protectora y a veces, su cómplice en travesuras sanas que enseñaban más que los libros. Cada mañana, al verla, los niños corrían hacia sus brazos abiertos, cada uno con una sonrisa que era un tesoro.

Pero la Seño Mati tenía un don especial: sabía enseñar desde el corazón. Cada palabra, cada actividad y cada lección estaban impregnadas de amor y respeto. Incluso cuando los pequeños se convertían en un torbellino de energía y travesuras, ella sabía cómo guiarlos de vuelta al camino con firmeza y ternura.

«Hacer travesuras está bien, aprendemos de ellas», decía con una sonrisa, «pero siempre con respeto y amor». Y vaya que lo hacía bien, porque incluso en los días más caóticos, había orden en el caos, aprendizaje en el juego y alegría en el aprendizaje.

Un día, como cualquier otro, Mati notó que algo especial sucedía. Era el día del festival de primavera del colegio, y todos estaban emocionados. Los niños habían preparado una sorpresa para la Seño Mati, algo que habían ensayado en secreto con la ayuda de la maestra de música.

Cuando llegó el momento, cada niño tomó su lugar. La música comenzó a sonar y las pequeñas voces se elevaron en una canción que hablaba de amor, respeto y amistad. Mati, con lágrimas en los ojos, escuchaba atentamente cada palabra. Al terminar la canción, todos corrieron hacia ella y la envolvieron en un gran abrazo grupal. «¡Te queremos, Seño Mati!», gritaban con alegría.

Y fue entonces cuando Mati supo que estaba haciendo algo bien. No solo estaba enseñando a leer o escribir, estaba enseñando a vivir. Estaba mostrando a esos 22 pequeños corazones cómo expresar sus emociones, cómo cuidarse los unos a los otros y cómo ser mejores cada día.

Con el tiempo, los niños crecieron y llegó el momento de decir adiós al jardín «Estrellitas». Fue un día agridulce, lleno de abrazos, regalos hechos a mano y promesas de no olvidar lo aprendido. «Recuerden», les dijo Mati con una sonrisa y una lágrima, «dondequiera que vayan, lleven siempre en su corazón lo que aprendimos juntos: amar, respetar y cuidar».

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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