Cuentos de Valores

Marcos y la Casa del Bosque

Lectura para 2 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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Había una vez un niño llamado Marcos. Marcos tenía el cabello corto y castaño, y siempre vestía una camiseta amarilla y unos pantalones cortos azules. Era un niño muy curioso y le encantaba explorar el mundo que lo rodeaba. Un día, mientras jugaba cerca de su casa, decidió aventurarse un poco más lejos de lo habitual y se adentró en el bosque.

El bosque era un lugar lleno de árboles altos y verdes, con flores de todos los colores y mariposas revoloteando por todas partes. Marcos caminaba feliz, observando los animalitos y escuchando el canto de los pájaros. Estaba tan emocionado que no se dio cuenta de cuánto se había alejado de su casa.

Después de un rato, Marcos se dio cuenta de que no sabía cómo regresar. Se sentía un poco asustado, pero decidió seguir caminando con la esperanza de encontrar el camino de vuelta. Mientras caminaba, vio algo interesante a lo lejos: una casa pequeña y un poco vieja. Parecía abandonada, pero Marcos, lleno de curiosidad, decidió acercarse.

La casa tenía ventanas rotas y la puerta estaba un poco torcida. Marcos empujó la puerta con cuidado y entró. Dentro, todo estaba cubierto de polvo, pero había muebles y juguetes antiguos. Marcos exploró cada rincón, imaginando las historias de las personas que habrían vivido allí antes.

De repente, escuchó un ruido. Era un murmullo suave y risas. Marcos siguió el sonido hasta una habitación al fondo de la casa. Al abrir la puerta, vio a una familia. Había una mamá, un papá y dos niños, todos sonriendo amablemente. La mamá se acercó a Marcos y le dijo:

—Hola, pequeño. ¿Te has perdido?

Marcos asintió con la cabeza, sintiéndose un poco más tranquilo al ver las caras amigables.

—No te preocupes —dijo el papá—. Nosotros podemos ayudarte a encontrar el camino de regreso. Pero antes, ¿quieres quedarte un rato y jugar con nosotros?

Marcos sonrió y aceptó. Los niños le mostraron sus juguetes y jugaron juntos durante un buen rato. Se sentía feliz y seguro en compañía de su nueva familia amiga.

Mientras jugaban, la mamá preparó una merienda deliciosa. Había galletas, frutas y jugo fresco. Todos se sentaron alrededor de una mesa y compartieron la comida. Marcos se dio cuenta de que, aunque la casa estaba un poco vieja y abandonada, estaba llena de amor y alegría gracias a la familia que vivía allí.

Después de la merienda, el papá le dijo a Marcos que era hora de ayudarlo a regresar a casa. Todos juntos salieron de la casa y caminaron por el bosque, siguiendo los senderos y recordando los lugares por donde Marcos había pasado. Finalmente, llegaron al borde del bosque y, a lo lejos, Marcos vio su casa.

—Gracias por ayudarme —dijo Marcos—. Nunca olvidaré lo amables que fueron conmigo.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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