Una vez había dos hermanas llamadas Sofía y Fernanda. Eran muy diferentes entre sí. Sofía era aventurera y siempre estaba llena de energía. Fernanda, en cambio, era más tranquila y soñadora. A pesar de sus diferencias, las hermanas se querían mucho.
Sin embargo, tenían un problema. No podían pasar un día sin discutir por cualquier cosa. Desde qué programa de televisión ver hasta quién tenía derecho a sentarse en el asiento delantero del carro, siempre encontraban algo de qué pelear. Sus papás intentaban enseñarles a resolver sus diferencias pacíficamente, pero parecía que los pleitos nunca iban a terminar.
Un día, Sofía encontró un perrito abandonado cerca de la casa. Estaba sucio y asustado. Sofía lo llevó a su cuarto y le dio un poco de agua y comida. El perrito respondió moviendo su cola y Sofía supo que había hecho un nuevo amigo.
Cuando Fernanda vio al perrito, algo cambió en su corazón. Aunque las dos hermanas habían peleado por cosas tontas todo el tiempo, sentían la necesidad de cuidar al perrito juntas. Decidieron llamarlo Pelusa y se convirtió en un miembro más de la familia.
Pelusa fue el punto de quiebre en la relación de Sofía y Fernanda. Aprendieron a compartir la responsabilidad de cuidar a Pelusa, a bañarlo, alimentarlo y llevarlo a caminar. Además, se acostumbraron a tomar decisiones juntas sobre su cuidado.
A medida que compartían más tiempo juntas, Sofía y Fernanda descubrieron que tenían muchas cosas en común. Les gustaba leer los mismos libros, jugar al mismo juego de mesa y ver la misma película. Se dieron cuenta de que podían divertirse mucho más trabajando juntas en lugar de pelearse.
Una tarde, mientras Sofía y Fernanda paseaban a Pelusa por el parque, se dieron cuenta de que habían dejado de discutir. Se miraron y sonrieron, sabiendo que habían encontrado una conexión especial gracias a Pelusa.
Desde ese día, las hermanas se hicieron inseparables. Aprendieron a ponerse en el lugar de la otra y a trabajar en equipo. Su relación se fortaleció y se convirtieron en las mejores amigas.
Conclusión:
A veces, las peleas pueden ser oportunidades para crecer y aprender. Sofía y Fernanda descubrieron que, a pesar de sus diferencias, podían aprender a aceptarse y quererse. Aprendieron que el amor y la cooperación pueden superar cualquier obstáculo.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.