En un pequeño preescolar, rodeado de juegos y salones coloridos, vivían un grupo de niños muy especiales, entre ellos se destacaba un niño curioso y valiente llamado Mateo. Desde tempranas horas de la mañana, Mateo se despertó emocionado porque era el día de su graduación del preescolar. Se vistió con su uniforme y corrió hacia la cocina, donde su mamá le esperaba con un desayuno especial para celebrar la ocasión.
Al llegar al colegio, el patio estaba decorado con globos y cintas de colores, y sus amigos ya estaban allí, radiantes de felicidad. Las maestras, Miss Irene, Miss Ericka, Miss Anabel y Miss Michelle, siempre amables, les anunciaron que tendrían una ceremonia de graduación muy especial. La emoción crecía en el aire mientras la ceremonia comenzaba y cada niño recibía su merecido diploma.
Mateo caminó con orgullo hasta el escenario, sintiendo la alegría de haber alcanzado este importante logro. Al recibir su diploma, levantó los brazos saludando a todos con una sonrisa de oreja a oreja. Tras la ceremonia, la fiesta en el patio fue una explosión de música, pastel y juegos divertidos.
Entre risas y abrazos, los niños sintieron un atisbo de nostalgia al pensar en dejar atrás el preescolar, pero al mismo tiempo estaban llenos de ilusión por lo que les esperaba en el futuro. Miss Irene, con su sonrisa cálida, les dijo que siempre recordarían los momentos especiales que habían compartido juntos y que estos recuerdos los acompañarían toda la vida.
Miss Ericka, con su entusiasmo contagioso, organizó una serie de juegos en el patio. Había una carrera de sacos, donde los niños reían y saltaban, tratando de no caerse. También había una piñata llena de dulces y pequeños juguetes, y todos se turnaban para golpearla mientras los demás cantaban y animaban. Mateo, con los ojos brillantes de emoción, fue uno de los que logró romper la piñata, y los dulces se derramaron como una lluvia de alegría.
Miss Anabel, con su voz dulce y suave, les contó un cuento sobre la importancia de la amistad y cómo, aunque los caminos puedan separarse, los verdaderos amigos siempre encuentran la manera de mantenerse unidos. Los niños escuchaban atentamente, algunos con lágrimas en los ojos, pero con sonrisas en sus rostros, entendiendo el valioso mensaje.
Miss Michelle, siempre tan creativa, había preparado un taller de manualidades. Los niños hicieron coronas con flores de papel y collares con cuentas de colores. Mateo hizo una corona especialmente bonita, decorada con sus colores favoritos. Todos estaban encantados con sus creaciones y se las mostraban orgullosamente a sus padres y amigos.
El sol brillaba con fuerza, y el día parecía eterno en su felicidad. Los niños corrían de un lado a otro, disfrutando cada momento, y las maestras los observaban con cariño, sabiendo que habían contribuido a crear recuerdos inolvidables en la vida de esos pequeños.
A medida que la tarde avanzaba, llegó el momento de la despedida. Los padres comenzaron a llegar para recoger a sus hijos. Mateo abrazó a sus maestras con fuerza, agradeciéndoles por todo lo que le habían enseñado. Cada maestra le dio un consejo especial: Miss Irene le dijo que nunca dejara de ser curioso, Miss Ericka le recordó que siempre es importante divertirse y disfrutar de la vida, Miss Anabel le aconsejó que valorara a sus amigos, y Miss Michelle le animó a seguir siendo creativo.
Mientras Mateo caminaba hacia casa con su mamá, con su diploma en una mano y su corona en la otra, no podía dejar de sonreír. Sabía que había vivido un día muy especial, lleno de momentos que atesoraría para siempre.
Y así, el gran día de la graduación en preescolar terminó, pero los recuerdos y las enseñanzas perdurarían en el corazón de Mateo y de todos los niños. Cada uno de ellos estaba listo para enfrentar nuevas aventuras, con la seguridad de que siempre llevarían consigo la amistad y el amor de sus maestras.
Fin
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.