Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de montañas y ríos cristalinos, un niño llamado Jhoan. Jhoan era conocido por su curiosidad y habilidad para crear cosas con sus propias manos. Desde muy pequeño, había aprendido a usar herramientas y siempre estaba buscando nuevos proyectos de bricolaje para realizar.
Su mejor amiga, Hellen, era una niña con largo cabello rubio y una gran sonrisa que iluminaba cualquier habitación. Hellen siempre había soñado con tener un vestidor donde pudiera organizar toda su ropa y zapatos.
Una tarde soleada, mientras jugaban en el jardín, Jhoan tuvo una idea brillante.
—¡Hellen! —exclamó Jhoan con entusiasmo—. Tengo una gran idea. Voy a construirte un vestidor nuevo. ¿Qué te parece?
Hellen, emocionada por la idea, aceptó de inmediato. No podía esperar para ver cómo su amigo transformaría su habitación con un vestidor hecho a mano. Jhoan tenía un plan y estaba listo para ponerlo en marcha. Decidió grabar un video de bricolaje para mostrarle a Hellen y a cualquier espectador cómo construir su propio vestidor paso a paso.
—¡Hola a todos! —dijo Jhoan mirando a la cámara—. Hoy vamos a construir un vestidor increíble para mi amiga Hellen. Sigan estos pasos y podrán hacer el suyo propio.
El primer paso fue medir la habitación y decidir dónde colocar el vestidor. Jhoan usó una cinta métrica y marcó cuidadosamente las dimensiones en la pared. Luego, mostró cómo cortar las tablas de madera con una sierra, asegurándose de que cada pieza fuera del tamaño correcto.
Hellen observaba con atención, fascinada por el proceso. Jhoan le explicó cada paso con paciencia, asegurándose de que ella entendiera cómo funcionaba todo. Después de cortar las tablas, Jhoan comenzó a ensamblar el marco del vestidor. Usó clavos y un martillo para unir las piezas, creando una estructura sólida y resistente.
—¡Esto es increíble, Jhoan! —dijo Hellen, admirando el trabajo de su amigo—. No puedo creer que estés haciendo esto por mí.
—¡Claro que sí, Hellen! —respondió Jhoan con una sonrisa—. Eres mi mejor amiga y quiero que tengas el vestidor de tus sueños.
A medida que avanzaban con el proyecto, Hellen comenzó a ayudar a Jhoan con tareas más sencillas. Juntos, pintaron el vestidor de un color blanco brillante y añadieron detalles decorativos que lo hacían aún más especial. Jhoan incluso instaló unas luces LED en el interior para que Hellen pudiera ver claramente toda su ropa y zapatos.
Finalmente, después de varios días de trabajo duro, el vestidor estaba terminado. Hellen no podía contener su emoción cuando vio el resultado final. Era perfecto, justo como lo había imaginado.
—¡Gracias, Jhoan! —dijo Hellen, abrazando a su amigo—. Es el mejor regalo que alguien me ha dado.
—Me alegra que te guste, Hellen —respondió Jhoan, devolviendo el abrazo—. Ahora tienes un lugar especial para organizar toda tu ropa y zapatos.
Desde ese día, Hellen y Jhoan pasaron muchas tardes juntos, organizando el vestidor y disfrutando de su nueva creación. La amistad entre ellos se fortaleció aún más, y ambos aprendieron el valor de ayudar a los demás y trabajar en equipo.
Cuentos cortos que te pueden gustar
La Aventura de Julián, Gaspar y Amanda
La Aventura de Laia en el Hogar de los Sueños
El Gran Aventura de Bruno, Ali y Franki
Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.