En la bulliciosa ciudad de Neón Luis, donde los edificios brillaban con luces de colores y la tecnología avanzaba cada día más, vivían cuatro amigos inseparables: Jhoan, Hellen, Maycol y Santiago. Estos amigos eran conocidos entre sus compañeros por su curiosidad y audacia. Siempre estaban en busca de nuevas aventuras y misterios que resolver. Un día, mientras exploraban un bosque cercano a la ciudad, encontraron unos amuletos mágicos que cambiarían sus vidas para siempre.
Los amuletos, escondidos en una cueva secreta, parecían antiguos y llenos de poder. Cada uno de ellos tomó un amuleto, sintiendo una extraña conexión con el objeto. Al colocarse los amuletos, los amigos comenzaron a experimentar cambios sorprendentes. Jhoan descubrió que tenía el poder de la telequinesis, podía mover objetos con la mente. Hellen se volvió increíblemente fuerte, capaz de levantar cosas pesadas sin esfuerzo. Maycol descubrió que podía hablar con los animales y entender sus pensamientos. Santiago, para su sorpresa, podía volar, elevándose en el aire con facilidad. Además, sus ropas cambiaban de color dependiendo de la misión en la que estuvieran, transformándose en trajes vibrantes y hermosos.
La primera vez que usaron sus poderes fue en la escuela. Jhoan, siempre el líder del grupo, sugirió que probaran sus habilidades en el patio de recreo. Con un simple pensamiento, Jhoan levantó una piedra del suelo y la hizo flotar en el aire. Sus amigos lo miraron con asombro y entusiasmo. Hellen, con una sonrisa, levantó un banco del parque como si fuera de papel. Maycol cerró los ojos y se concentró en un pajarito que estaba en un árbol cercano. De repente, el pajarito voló hacia él y se posó en su hombro, piando alegremente. Santiago, no queriendo quedarse atrás, se elevó unos metros del suelo y dio una vuelta en el aire, riendo de felicidad.
A partir de ese día, los amigos comenzaron a usar sus poderes para ayudar a los demás y resolver misterios en la ciudad. Se hicieron famosos entre los habitantes de Neón Luis, quienes los llamaban «Los Guardianes de Neón». Siempre estaban listos para enfrentar cualquier desafío, ya fuera encontrar una mascota perdida, ayudar a alguien con una mudanza pesada, o resolver algún misterio en la escuela.
Un día, mientras caminaban por el bosque donde encontraron los amuletos, escucharon un suave susurro. Era como si el viento les hablara. Maycol, con su capacidad para entender a los animales y la naturaleza, se concentró y pudo escuchar claramente lo que decía el viento: «Amigos, necesito su ayuda. Hay un gran peligro que se avecina en Neón Luis. Deben encontrar a Iker, él les dirá qué hacer».
Intrigados y un poco asustados, los amigos se miraron entre sí. ¿Quién era Iker? ¿Y qué peligro amenazaba a su ciudad? Decidieron no perder tiempo y regresar a Neón Luis para buscar a esta misteriosa persona. Preguntaron a sus padres, profesores y vecinos, pero nadie conocía a alguien llamado Iker. La búsqueda parecía imposible, pero no se desanimaron.
Una tarde, mientras paseaban por el parque central, vieron a un niño nuevo que jugaba solo. Tenía una apariencia un poco extraña, con una capa de colores brillantes y un amuleto colgando de su cuello. Se acercaron a él y se presentaron. El niño, con una sonrisa tímida, les dijo: «Hola, mi nombre es Iker. He estado esperando encontrarlos. Tengo algo muy importante que contarles».
Los amigos escucharon atentamente mientras Iker les contaba sobre un antiguo mal que había despertado en Neon Luis. Un ser oscuro y poderoso que quería apoderarse de la ciudad y sumirla en la oscuridad. «Solo ustedes pueden detenerlo», dijo Iker. «Con la ayuda de los amuletos y sus poderes, podrán enfrentarlo. Pero deberán trabajar juntos y confiar el uno en el otro».
Decididos a salvar su ciudad, los amigos aceptaron la misión. Iker les explicó que el ser oscuro se escondía en las profundidades del bosque, en una antigua cueva. Debían ir allí y usar sus poderes para sellar la cueva y atraparlo para siempre.
El camino hacia la cueva fue largo y lleno de peligros. Se enfrentaron a bestias salvajes y trampas antiguas, pero con la ayuda de sus poderes y su amistad, lograron superar todos los obstáculos. Cuando finalmente llegaron a la cueva, el aire se volvió pesado y una oscuridad inquietante los rodeó.
En el interior de la cueva, encontraron al ser oscuro. Era una figura sombría y aterradora, con ojos rojos brillantes que los miraban con malicia. «No permitiré que me detengan», rugió el ser oscuro, lanzando una oleada de energía negativa hacia ellos.
Pero los amigos no se dejaron intimidar. Jhoan usó su telequinesis para desviar la energía, Hellen golpeó el suelo con su fuerza, creando una onda que hizo tambalear al ser oscuro. Maycol llamó a los animales del bosque para que los ayudaran, y Santiago voló alrededor de la cueva, confundiendo al enemigo.
La batalla fue intensa, pero finalmente, con un esfuerzo combinado, lograron debilitar al ser oscuro. Iker, que había seguido a los amigos, les entregó un quinto amuleto, uno especial que tenía el poder de sellar la cueva. Jhoan tomó el amuleto y, con la ayuda de sus amigos, lo colocó en el centro de la cueva. Una luz brillante llenó el lugar y el ser oscuro fue absorbido por ella, quedando atrapado para siempre.
Cansados pero victoriosos, los amigos salieron de la cueva y regresaron a Neón Luis. La ciudad estaba a salvo una vez más, gracias a su valentía y trabajo en equipo. Desde ese día, los cinco amigos, incluyendo a Iker, se convirtieron en los héroes de la ciudad, siempre listos para enfrentar cualquier peligro y proteger a los suyos.
La amistad entre Jhoan, Hellen, Maycol, Santiago e Iker se fortaleció aún más. Aprendieron que, con confianza y cooperación, podían superar cualquier obstáculo. Los habitantes de Neón Luis los admiraban y respetaban, sabiendo que siempre podrían contar con ellos en tiempos de necesidad.
Y así, los cinco amigos continuaron viviendo en la bulliciosa ciudad de Neón Luis, disfrutando de nuevas aventuras y usando sus poderes para el bien. Su amistad se convirtió en una leyenda, inspirando a otros a ser valientes, a trabajar juntos y a nunca perder la esperanza. Porque, al final, la verdadera magia reside en la amistad y en el corazón de aquellos que creen en el poder del bien.
Fin
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.