Cuentos de Amistad

Simón y sus amigos: Aprendiendo juntos sobre el autismo

Lectura para 4 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

Puntuación:

0
(0)
 

Compartir en WhatsApp Compartir en Telegram Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir por correo electrónico
0
(0)

Había una vez, en un pequeño pueblo lleno de flores y árboles verdes, un niño llamado Simón. Simón era un niño muy curioso, con ojos brillantes que siempre estaban listos para explorar el mundo que lo rodeaba. A él le encantaba jugar en el parque, correr entre los columpios y hacer nuevas amistades. Sin embargo, había algo que hacía a Simón un poco diferente de los demás niños: él era autista. Aunque a veces se sentía un poco solo porque no siempre entendía cómo jugar con sus amigos, Simón tenía un gran corazón y siempre estaba dispuesto a aprender.

Un día soleado, Simón se fue al parque con su mamá. Mientras caminaban, él comenzó a imaginar todas las aventuras que tendría. Al llegar, vio a un grupo de niños jugando a la pelota. Simón los miró con admiración y decidió que quería unirse. Se acercó y saludó con una sonrisa. Los niños se detuvieron un momento y le dijeron: «Hola, Simón.» Pero después volvieron a jugar y, aunque le sonrieron, Simón se sintió un poco triste.

Justo entonces, se dio cuenta de que había un lugar del parque donde un pequeño ratón llamado Tito estaba observando todo escondido detrás de un arbusto. Tito era un ratón muy amiguero y le encantaba hacer amigos. Cuando vio que Simón parecía triste, decidió acercarse. «Hola, Simón», dijo Tito con una voz suave. «¿Por qué tienes esa carita de melancolía?»

Simón se giró sorprendido, «Hola, Tito. Me gustaría jugar con los otros niños, pero no sé cómo unirme.»

Tito se sentó a su lado y le dijo: «No te preocupes. A veces, los niños pueden olvidarse de invitar a otros a jugar. Pero eso no significa que no quieran ser amigos. Solo necesitan un pequeño empujón.»

Simón se sintió un poco mejor al escuchar a Tito. «¿Tú crees que podrían jugar conmigo si les pido jugar?»

«¡Claro que sí!» exclamó Tito. «Puedes hacer algo divertido que llame su atención.»

Simón pensó un momento. «Podría hacer un juego de contar hasta diez y ellos podrían atraparme cuando yo empiece a correr.»

Tito sonrió. «¡Eso suena genial! Veamos cómo lo haces.» Simón, lleno de valor, se levantó y corrió hacia el grupo de niños. «¡Hola, chicos! ¿Les gustaría jugar conmigo?» les dijo con entusiasmo. Los niños se detuvieron de nuevo y miraron a Simón.

Uno de ellos, una niña llamada Ana, dijo: «Claro, ¿qué tienes en mente, Simón?»

«Podría ser un juego de contar. Yo contaré hasta diez y ustedes intentarán atraparme antes de que termine de contar. ¿Qué les parece?» preguntó Simón, un poco nervioso pero decidido.

Los otros niños se miraron un momento y luego, todos sonrieron. «¡Eso suena divertido! ¡Empecemos!» dijeron, emocionados.

Simón comenzó a contar. «Uno… dos… tres…» y los niños empezaron a correr hacia él, riendo y divertidos. A medida que contaba, una gran sonrisa apareció en su rostro. Le gustaba ser parte del juego. Cuando llegó al diez, él corrió, riendo mientras los otros trataban de alcanzarlo.

Después de un par de rondas, Simón se sintió más animado. Los niños lo animaban y se divertían mucho juntos. Cuando se detuvieron un momento para descansar, Ana se acercó a Simón y le dijo: «Oye, ¡eres muy rápido! Nunca he jugado como este antes.»

Simón sonrió tímidamente, «Gracias, pero a veces me siento un poco diferente.»

Los otros niños, curiosos, le preguntaron: «¿Por qué piensas eso?»

Simón sintió que era un buen momento para compartir. «Porque a veces no entiendo cómo jugar o cómo hablar con los demás, y eso me hace sentir un poco solo.»

Ana, con una expresión amable en su rostro, le dijo: «Eso está bien, Simón. Todos somos diferentes de alguna manera. A veces, me cuesta concentrarme y los otros niños me ayudan. Podemos aprender unos de otros.»

Tito, que había estado escuchando, se unió a la conversación, «Exactamente. Amistad significa comprender y apoyarnos mutuamente. El mundo es más bonito cuando todos los colores brillan juntos.»

Simón iluminó su rostro al escuchar esto. «¿Así que estarían dispuestos a ser mis amigos, aunque a veces me cueste entender algunas cosas?»

«¡Por supuesto!» gritaron todos. «¡Podemos aprender juntos!»

Con sus nuevos amigos al lado, Simón se sintió más seguro que nunca. Ellos comenzaron a inventar nuevos juegos, a contar historias y a compartir sus deseos. Simón se dio cuenta de que ser diferente no significaba estar solo, sino que era una oportunidad para descubrir cosas nuevas con sus amigos.

Pasaron las horas jugando y riendo. Simón se sintió muy feliz. En un momento de descanso, uno de los niños dejó caer su juguete. Simón, sin pensarlo, se acercó corriendo a recogerlo. «Aquí tienes», le dijo a su amigo con una gran sonrisa. «Siempre es bueno ayudar a los demás.»

«¡Gracias, Simón! Eres un buen amigo», respondió el niño. A Simón le gustaron mucho esas palabras y su corazón se llenó de alegría.

Al final del día, cuando el sol comenzó a bajar, todos los amigos se sentaron en una banca a descansar. Simón no podía dejar de sonreír. «Hoy fue un día increíble. Gracias por jugar conmigo y entenderme.»

Ana respondió: «Gracias a ti, Simón. Eres valiente al compartir tus sentimientos. Aprender sobre lo que nos hace diferentes nos hace mejores amigos.»

Tito saltó de alegría y dijo: «Y recordar que ser diferente es especial. Cada uno de nosotros trae algo único al grupo.»

Simón miró a sus amigos y se sintió feliz. A veces, las cosas podían ser un poco confusas, pero sabía que siempre podía contar con ellos. Había aprendido que ser amigo significaba estar ahí el uno para el otro, sin importar las diferencias.

Y así, Simón regresó a casa esa tarde con una gran sonrisa, sintiéndose agradecido por sus nuevos amigos. Entendió que aprender sobre el autismo y las diferencias era parte de la maravillosa aventura de la amistad. Y así, con cada día que pasaba, Simón y sus amigos continuaron riendo, jugando y aprendiendo juntos, creando recuerdos que durarían para siempre.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

image_pdfDescargar Cuentoimage_printImprimir Cuento

¿Te ha gustado?

¡Haz clic para puntuarlo!

Comparte tu historia personalizada con tu familia o amigos

Compartir en WhatsApp Compartir en Telegram Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir por correo electrónico

¿Te ha gustado?

¡Haz clic para puntuarlo!

Cuentos cortos que te pueden gustar

autor crea cuentos e1697060767625
logo creacuento negro

Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

Deja un comentario