Cuentos de Amor

Una Historia de Amor en la Escuela

Lectura para 11 años

Tiempo de lectura: 5 minutos

Español

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María era una chica universitaria de 17 años, soñadora y llena de ilusión. Aunque le encantaban las clases, siempre había tenido una idea clara en su corazón: encontrar el amor verdadero. Creía en las historias románticas, esas que leía en sus libros favoritos, donde los protagonistas se conocían y, poco a poco, descubrían que estaban destinados a estar juntos. Sin embargo, hasta ahora, su vida no había sido tan emocionante como la de los personajes de sus novelas.

Todo comenzó un día normal de clases, cuando un nuevo estudiante llamado Sebastián llegó a la escuela. Sebastián era un chico amable y tranquilo, de mirada cálida y una sonrisa que desbordaba amabilidad. El director, que conocía a María por su buen corazón y disposición para ayudar, le pidió un favor.

—María, ¿puedes mostrarle a Sebastián las instalaciones de la escuela y asegurarte de que se sienta bienvenido? —le pidió el director.

María, un poco sorprendida pero emocionada por la responsabilidad, aceptó con una sonrisa.

—Claro, señor director. Con mucho gusto —respondió, sintiendo una pequeña emoción en su pecho.

Sebastián se acercó y le dio las gracias de manera tímida. María comenzó a mostrarle los pasillos, las aulas, la biblioteca y el patio. Mientras caminaban, comenzaron a conversar sobre cosas triviales, pero poco a poco se dieron cuenta de que tenían muchas cosas en común. Les gustaban los mismos libros, ambos disfrutaban de paseos tranquilos por el parque y tenían una afición especial por la música.

—Es increíble encontrar a alguien que también ame la música clásica —comentó Sebastián mientras caminaban por el patio.

María sonrió, sintiéndose cada vez más a gusto con él. Sin embargo, no tardaron en notar que no eran los únicos interesados en esa nueva amistad.

Camila, la chica más popular de la escuela, había observado la cercanía entre María y Sebastián. Conocida por siempre llamar la atención de todos, Camila decidió que no permitiría que María, una chica que no pertenecía a su círculo de amigos, fuera quien captara el interés del chico nuevo. Camila pensaba que ella tenía que ser el centro de atención y que Sebastián debía fijarse en ella.

Al día siguiente, Camila se acercó a Sebastián con una sonrisa encantadora.

—Hola, Sebastián, ¿te gustaría que te muestre algunos lugares interesantes de la ciudad después de clases? —le preguntó, intentando ganarse su atención.

Sebastián, educado y respetuoso, no quiso ser grosero, así que aceptó la oferta, aunque en su corazón, sabía que prefería pasar tiempo con María. Mientras tanto, María observaba desde lejos, un poco confundida por la repentina cercanía entre Camila y Sebastián.

Los días pasaron, y aunque Camila intentaba acercarse más a Sebastián, él no dejaba de pensar en las conversaciones que había tenido con María. Decidió que era momento de ser sincero con ella.

Una tarde, después de clases, Sebastián encontró a María en la biblioteca. Se acercó a ella con una sonrisa amable.

—María, ¿te gustaría que demos un paseo después de clases? Me gustaría hablar contigo —le dijo con sinceridad.

María aceptó, un poco nerviosa pero emocionada por la propuesta.

Caminando juntos por el parque, Sebastián le habló sobre lo mucho que había disfrutado conocerla, sobre cómo se sentía cómodo siendo él mismo cuando estaba a su lado. María, sorprendida pero feliz, le confesó que también había sentido lo mismo. Fue entonces cuando la conversación se volvió más personal.

—Sebastián, hay algo que quiero contarte sobre mí —dijo María mientras caminaban lentamente—. Soy adoptada. Mis padres me encontraron en un orfanato cuando era pequeña, y aunque los amo mucho, a veces siento que hay una parte de mí que sigue buscando algo más, una conexión especial.

Sebastián la miró con empatía, comprendiendo la emoción detrás de sus palabras.

—María, lo que has vivido te hace ser quien eres, y eso es algo hermoso. No estás sola en este mundo, y me alegra que me lo hayas contado —dijo con dulzura—. Siempre puedes contar conmigo.

María se sintió aliviada por la respuesta de Sebastián. A partir de ese momento, su amistad se fortaleció aún más, y ambos se dieron cuenta de que lo que sentían iba más allá de una simple amistad. Era un cariño especial, algo que comenzaba a parecerse al amor.

Sin embargo, la historia no terminó ahí. Camila, al ver que sus intentos de conquistar a Sebastián no habían funcionado, comenzó a sentir celos. Decidió que no dejaría que María, alguien que ella consideraba menos popular, ganara el afecto de Sebastián sin más. Una tarde, en la cafetería de la escuela, Camila confrontó a María.

—¿Por qué crees que tú, alguien como tú, puede estar cerca de Sebastián? —le dijo en tono desafiante—. Él debería estar con alguien como yo.

María, sorprendida pero firme, respondió con calma.

—Sebastián es mi amigo, y lo que él elija hacer es su decisión, no la tuya.

El conflicto entre ellas comenzó a crecer, y pronto, toda la escuela hablaba de lo que estaba pasando entre Camila y María. Las dos chicas eran muy diferentes, pero lo que María no sabía era que Camila, en el fondo, no era tan segura de sí misma como aparentaba. Camila había aprendido a esconder sus inseguridades detrás de su popularidad, y la idea de perder la atención la hacía sentir vulnerable.

Sebastián, al enterarse de la situación, decidió hablar con ambas. Llamó a Camila y María a un lado, fuera de la escuela.

—No quiero que haya conflictos entre ustedes —dijo con seriedad—. Lo más importante es que podamos respetarnos y llevarnos bien.

Camila, aunque no lo quería admitir, entendió que había actuado por celos y aceptó que había sido injusta con María. Con un suspiro, se disculpó.

—No debí haberte tratado así, María. Siento haber dejado que mis inseguridades me hicieran actuar mal.

María, siempre comprensiva, aceptó sus disculpas con una sonrisa.

—No te preocupes, Camila. Todos cometemos errores. Lo importante es que aprendemos de ellos.

A partir de ese momento, la tensión entre las chicas disminuyó, y aunque Camila no se convirtió en una amiga cercana de María, ambas pudieron convivir sin problemas. Sebastián y María siguieron construyendo su relación basada en el respeto y el cariño, pero esta vez, sin los problemas de antes.

Finalmente, los tres aprendieron que el amor y la amistad no deben ser motivo de competencia ni de celos, sino de comprensión, apoyo y respeto.

Conclusión: María, Sebastián y Camila descubrieron que las relaciones se basan en el respeto y la confianza, no en la competencia o los celos. A través de sus diferencias, aprendieron a valorarse mutuamente y a encontrar la paz en la convivencia. La historia de María y Sebastián es un recordatorio de que el verdadero amor se construye sobre la base de la amistad y la honestidad.

Fin.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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