Alex siempre había sido un niño curioso, amante de las aventuras y de los misterios. A sus once años, su mayor sueño era explorar lugares desconocidos, llenos de secretos y criaturas fantásticas. Un día, mientras caminaba cerca del bosque que rodeaba su casa, encontró algo que cambiaría su vida para siempre: un mapa antiguo, arrugado y cubierto de símbolos extraños. Sin dudarlo, Alex decidió seguir las pistas que marcaba aquel mapa, que lo llevarían a la Selva Misteriosa.
El viaje no fue fácil. Alex cruzó ríos, escaló montañas y atravesó senderos llenos de peligros. Pero su espíritu aventurero no se rendía. Finalmente, llegó a la entrada de la selva, donde los árboles eran tan altos que sus copas se perdían entre las nubes, y las lianas colgaban como serpientes verdes, retorciéndose entre las ramas. El aire estaba lleno del sonido de animales exóticos y el crujido de hojas bajo sus pies.
Mientras Alex avanzaba, notó que no estaba solo. A su lado apareció un zorro con el pelaje de color naranja brillante, que lo observaba con ojos llenos de curiosidad.
—¿Quién eres? —preguntó Alex, sorprendido de que el zorro pudiera hablar.
—Soy Zarpas, el guardián de la selva —respondió el zorro con una sonrisa astuta—. Te he estado observando desde que llegaste. Esta selva es mágica, y no cualquiera puede adentrarse en ella. Pero veo que eres valiente. Te acompañaré en tu aventura.
Alex sonrió, agradecido por tener compañía. Mientras caminaban juntos, el paisaje se volvía más extraño. Los árboles se retorcían en formas imposibles, y de las ramas colgaban flores que brillaban como estrellas. De repente, entre los arbustos apareció un panda, que caminaba de manera tranquila y amistosa.
—¡Hola, amigos! —dijo el panda—. Me llamo Bam-Bam, y siempre he vivido en esta selva. ¿Puedo unirme a su aventura?
—Por supuesto, Bam-Bam —dijo Alex—. ¡Cuantos más, mejor!
Juntos, los tres siguieron adelante, pero pronto comenzaron a notar algo extraño. En el cielo, justo encima de las copas de los árboles, flotaba un objeto redondo y brillante. ¡Era un OVNI! Alex no podía creer lo que veía. Jamás había imaginado que en su aventura encontraría algo tan increíble. Sin embargo, no parecía peligroso. El OVNI simplemente se mantenía a la distancia, como si los estuviera observando.
De repente, un ruido extraño los hizo detenerse. Entre las hojas, vieron una figura oscura. Era una bruja, con un sombrero puntiagudo y una capa raída. Sus ojos brillaban con malicia mientras los miraba desde las sombras.
—He estado esperando por ti, niño —dijo la bruja con una risa escalofriante—. Sé lo que buscas, y yo también lo quiero. Esta selva oculta un gran poder, y no dejaré que lo encuentres antes que yo.
Alex dio un paso atrás, nervioso, pero Zarpas y Bam-Bam se colocaron a su lado, listos para enfrentarse a la bruja si era necesario.
—No le tenemos miedo a las brujas —dijo Zarpas, mostrando los colmillos—. Esta selva nos protege, y no permitiré que hagas daño a Alex.
La bruja sonrió con malicia, pero antes de que pudiera hacer algo, algo increíble sucedió. Una hormiga gigante, mucho más grande que cualquier hormiga que Alex hubiera visto, salió de la tierra y se colocó frente a ellos.
—Soy la reina de las hormigas —dijo con una voz firme—. Esta selva es nuestro hogar, y no permitiremos que una bruja malvada nos robe nuestra paz.
La bruja retrocedió, sorprendida por la valentía de la hormiga gigante y la determinación de Alex y sus nuevos amigos. Sabía que no podría enfrentarse a todos ellos sola.
—Esto no ha terminado, niño —dijo la bruja antes de desaparecer en una nube de humo.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.