Cuentos de Aventura

Aventuras en la Selva de las Estrellas

Lectura para 2 años

Tiempo de lectura: 5 minutos

Español

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Había una vez, en un tranquilo pueblo rodeado de montañas y ríos, dos amigas inseparables llamadas Maialen y Edurne. Maialen, con su cabello rizado y castaño, siempre llevaba una sonrisa de curiosidad en su rostro. Edurne, de largos cabellos rubios, compartía el mismo brillo de aventura en sus ojos. Ambas compartían un amor por las historias, especialmente las de aventuras en lugares lejanos y mágicos.

Una noche, durante una pijamada en la casa de Edurne, decidieron leer un cuento antes de dormir. El libro que eligieron estaba cubierto de dibujos de densas selvas y animales exóticos. «La Selva de las Estrellas» se leía en dorado en la cubierta. Fascinadas por el título, comenzaron a leer, sumergiéndose en un mundo donde la aventura esperaba en cada hoja.

Mientras leían, algo extraordinario comenzó a suceder. Un suave resplandor emergió de las páginas del libro, creciendo en intensidad con cada palabra que pronunciaban. Las luces, como pequeñas estrellas danzantes, comenzaron a rodear la habitación, envolviendo a las niñas en un torbellino de brillo y color. Sin saber cómo, Maialen y Edurne se vieron transportadas de su acogedora habitación a la vasta e impenetrable selva que habían estado leyendo.

Al abrir los ojos, se encontraron de pie bajo enormes árboles que tocaban el cielo, sus hojas susurraban con el viento y los sonidos de la selva llenaban el aire. «¿Dónde estamos?» preguntó Edurne, asombrada.

«Creo que estamos dentro del libro,» dijo Maialen, mirando a su alrededor con asombro y un poco de nerviosismo.

Pronto se dieron cuenta de que la única forma de regresar a casa era vivir las aventuras descritas en el libro. Decididas y emocionadas, las dos amigas se adentraron en la selva, listas para enfrentar lo que viniera.

Su primera aventura las llevó a un río caudaloso donde tuvieron que construir una balsa con troncos y lianas para cruzar. Mientras trabajaban juntas, aprendieron la importancia del trabajo en equipo y la perseverancia. Con cada nudo que ataban y cada plan que formulaban, su balsa se convertía en una realidad.

Una vez cruzado el río, se encontraron con un grupo de monos juguetones que les robaron sus sombreros y se los pusieron. Las risas de Maialen y Edurne resonaban por la selva mientras trataban de recuperar sus sombreros, aprendiendo en el proceso que a veces hay que disfrutar del momento y reírse de las pequeñas travesuras.

Más adelante, se toparon con un antiguo templo oculto entre la espesura. Intrigadas, decidieron explorarlo. Dentro, descubrieron mapas antiguos y pistas que les revelaron la historia de un tesoro perdido. Usando su ingenio y las habilidades que habían aprendido de sus libros en casa, lograron descifrar los enigmas que les llevaron a una cámara secreta. Allí, encontraron un pequeño cofre que contenía gemas brillantes y un viejo diario de aventuras.

Al final de su jornada, cuando el sol comenzaba a ponerse y las sombras alargaban en la selva, las luces que las habían llevado allí volvieron a aparecer. Maialen y Edurne, ahora llenas de historias y recuerdos inolvidables, se tomaron de las manos, listas para volver a casa.

Las estrellas las envolvieron de nuevo y, en un abrir y cerrar de ojos, se encontraron de vuelta en la habitación de Edurne, con el libro cerrado sobre sus regazos y los corazones llenos de alegría y asombro.

«¡Qué aventura más increíble hemos vivido!» exclamó Maialen.

«Sí, y lo mejor es que la vivimos juntas,» respondió Edurne, abrazando a su amiga.

Desde esa noche, Maialen y Edurne no solo compartieron su amor por las historias, sino también el vínculo especial de haber vivido su propia aventura. Sabían que, sin importar dónde estuvieran, siempre tendrían la selva de las estrellas, un lugar donde su amistad había crecido y se había fortalecido en los caminos inexplorados de la imaginación y la aventura.

Así, cada vez que leían un nuevo libro, no solo veían palabras en las páginas, sino puertas a mundos inimaginables, listas para ser abiertas con la llave de su curiosidad y valentía. Y en el fondo, esperaban que quizás, solo quizás, las luces de las estrellas volverían a danzar y llevarlas a otro viaje extraordinario.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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