Cuentos de Aventura

El Bosque de los Colores Perdidos

Lectura para 6 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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En lo más profundo de un bosque encantado vivían dos amigos inseparables: Boni, un conejo curioso de suaves orejas largas, y Nala, una ardilla pequeña y valiente con una cola esponjosa. Los dos solían explorar cada rincón del bosque, saltando entre los árboles, corriendo por los prados y buscando nuevas aventuras. El bosque era su hogar, y siempre estaba lleno de vida, colores vibrantes y sonidos maravillosos.

Sin embargo, un día algo extraño ocurrió. Mientras Boni y Nala corrían por el bosque, notaron que los árboles, las flores y el cielo ya no tenían el brillo de siempre. Los colores que solían pintar el paisaje habían desaparecido, y todo se veía gris y apagado. Los dos amigos se detuvieron sorprendidos.

«¿Qué está pasando, Nala? ¿Por qué todo está tan gris?», preguntó Boni mientras miraba a su alrededor con ojos asustados.

Nala, que siempre era la más intrépida, frunció el ceño. «No lo sé, Boni, pero esto no puede ser bueno. El bosque siempre ha sido un lugar lleno de colores y magia. Algo terrible ha sucedido.»

Los dos amigos decidieron investigar. Caminaron durante horas por el bosque, pero todo seguía igual: los árboles ya no eran verdes, las flores no tenían colores y el cielo parecía cubierto de una neblina triste. Incluso el río, que antes brillaba con un azul cristalino, ahora corría oscuro y sin vida.

Mientras avanzaban, encontraron a un viejo búho llamado Sabio, quien vivía en lo alto de un roble. Sabio era el animal más sabio del bosque, y siempre tenía respuestas a todo. Nala trepó rápidamente hasta la rama donde Sabio descansaba, mientras Boni miraba desde abajo.

«¡Sabio! ¡Sabio! ¿Sabes qué le ha pasado a los colores del bosque?», preguntó Nala con urgencia.

El viejo búho abrió lentamente sus grandes ojos dorados y miró a los dos amigos con una expresión preocupada. «Ah, mis jóvenes amigos… temía que llegara este día. Los colores del bosque han sido robados.»

«¿Robados? ¿Quién haría algo así?», preguntó Boni sorprendido.

Sabio suspiró y explicó: «Hace mucho tiempo, el Bosque de los Colores fue protegido por una magia antigua. Pero esa magia ha comenzado a debilitarse. Una criatura oscura, llamada Sombra, ha aprovechado este momento para robar los colores y llevarlos a su cueva, en el corazón de la Montaña Oscura. Si no recuperamos los colores pronto, el bosque quedará gris para siempre.»

Boni y Nala se miraron con determinación. Sabían lo que tenían que hacer.

«¡Vamos a ir a esa montaña y recuperaremos los colores!», dijo Nala con valentía.

«¡Sí! No dejaremos que nuestro hogar pierda su magia», agregó Boni, aunque en su interior sentía un poco de miedo.

Sabio asintió lentamente. «Es una misión peligrosa, pero sé que tienen el coraje necesario. Para llegar a la Montaña Oscura, deben cruzar el Valle del Silencio y luego atravesar el Pantano Sombrío. No será fácil, pero si trabajan juntos, podrán lograrlo.»

Con las indicaciones de Sabio, Boni y Nala emprendieron su aventura. Corrieron sin descanso por el Valle del Silencio, un lugar donde no se escuchaba ni el más leve sonido. Las ramas de los árboles se mecían sin hacer ruido, y ni siquiera sus pasos sobre la hierba producían eco. Era un lugar extraño y desconcertante, pero los dos amigos siguieron adelante, sin dejarse intimidar.

Después de varias horas de caminata, llegaron al Pantano Sombrío. El suelo era fangoso y difícil de atravesar, y la niebla era tan densa que apenas podían ver delante de ellos. Boni, que no era muy fan de ensuciarse las patas, iba más despacio, pero Nala lo animaba a seguir. «¡Vamos, Boni! ¡No podemos rendirnos ahora! Estamos más cerca de la montaña.»

Finalmente, tras mucho esfuerzo, llegaron a la base de la Montaña Oscura. Era alta y aterradora, con rocas puntiagudas que parecían tocar el cielo. En lo alto, brillaba una luz tenue, como si algo en su interior estuviera guardando un gran poder.

«Allí está», dijo Nala señalando la luz. «Los colores del bosque están en esa cueva.»

Subieron con cuidado la montaña, esquivando piedras y ramas. Cuando finalmente llegaron a la entrada de la cueva, sintieron un aire frío y oscuro que los rodeaba. Dentro de la cueva, vieron a Sombra, una criatura hecha de pura oscuridad, que guardaba una caja brillante. Sabían que allí estaban los colores.

«¡Rápido, Nala!», susurró Boni. «Tenemos que distraer a Sombra para recuperar la caja.»

Nala, siempre lista para la acción, saltó ágilmente por las rocas, haciendo ruido para llamar la atención de Sombra. Mientras tanto, Boni se escabulló silenciosamente hacia la caja. Con cuidado, la tomó entre sus patas y la abrió. Dentro, brillaban los colores más hermosos que jamás había visto.

Pero justo cuando estaba a punto de escapar con la caja, Sombra los descubrió. «¡No pueden llevarse los colores!», rugió, extendiendo sus sombras para atraparlos.

Nala saltó rápidamente para ayudar a su amigo, y juntos corrieron tan rápido como pudieron, llevando la caja con ellos. Sombra los persiguió, pero no pudo alcanzarlos. Corrieron montaña abajo, cruzaron el Pantano Sombrío y el Valle del Silencio, hasta que finalmente regresaron al Bosque de los Colores.

Cuando abrieron la caja, los colores mágicos comenzaron a esparcirse por todo el bosque. Los árboles volvieron a ser verdes, las flores recuperaron sus vibrantes tonalidades, y el cielo se llenó de luz. El río volvió a brillar, y todos los animales del bosque salieron de sus escondites para celebrar.

Boni y Nala miraron a su alrededor, felices de haber salvado su hogar. «Lo hicimos, Nala», dijo Boni con una gran sonrisa.

«¡Sí! El bosque está a salvo gracias a nosotros», respondió Nala orgullosa.

Desde ese día, el Bosque de los Colores volvió a ser el lugar mágico de siempre, y Boni y Nala siguieron viviendo muchas más aventuras, siempre listos para proteger su hogar y mantener viva la magia de los colores.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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