Había una vez un niño pequeño y muy alegre llamado José Miguel. José Miguel tenía el cabello rizado y marrón, y siempre vestía una camiseta roja y unos pantalones cortos azules. José Miguel vivía con su mamá, su papá y su perro, Chulo. Chulo era un perrito muy juguetón, con pelaje blanco y marrón, y siempre estaba corriendo alrededor de José Miguel, moviendo su colita felizmente.
A José Miguel le encantaba hacer muchas cosas divertidas durante el día. Una de sus actividades favoritas era jugar. Cada mañana, después de desayunar, José Miguel y Chulo salían al jardín para jugar. José Miguel corría detrás de Chulo, y Chulo corría detrás de José Miguel, los dos reían y se divertían mucho juntos.
—¡Ven aquí, Chulo! —decía José Miguel, mientras trataba de atrapar al perrito que corría rápido.
Chulo ladraba alegremente y movía su colita, saltando alrededor de José Miguel. A veces, José Miguel lanzaba una pelotita para que Chulo la buscara, y Chulo siempre la traía de vuelta, muy orgulloso.
Después de jugar un rato, José Miguel se sentaba en el césped a descansar. Pero descansar no duraba mucho, porque a José Miguel le encantaba tocar instrumentos musicales. Tenía un tambor, un xilófono de colores y unas maracas que sonaban muy divertido. José Miguel golpeaba el tambor con sus manitas, hacía sonar el xilófono con las baquetas, y sacudía las maracas, creando una música muy alegre.
—¡Mira, Chulo! ¡Estoy haciendo música! —decía José Miguel, mientras Chulo movía su colita al ritmo de la música.
Pero José Miguel no solo jugaba en casa. También le gustaba ir al colegio. En el colegio, José Miguel tenía muchos amigos con los que jugaba, cantaba y bailaba. Su maestra era muy cariñosa y siempre les enseñaba canciones nuevas y juegos divertidos. A José Miguel le gustaba mucho bailar, y cada vez que sonaba la música, él comenzaba a mover sus pies y sus brazos, girando y saltando con una gran sonrisa.
Un día, en el colegio, la maestra les enseñó una canción nueva. Todos los niños cantaron y bailaron juntos, y José Miguel se sintió muy feliz.
—¡Mira, mamá, aprendí una nueva canción! —le dijo José Miguel a su mamá cuando llegó a casa.
Su mamá lo escuchó cantar y lo aplaudió con mucha alegría.
—¡Qué bien lo haces, José Miguel! —dijo su mamá, dándole un abrazo.
Por la tarde, a José Miguel le encantaba pasar tiempo con su papá. Su papá siempre tenía nuevas ideas para juegos. A veces construían torres muy altas con bloques de colores, y otras veces dibujaban juntos en una gran hoja de papel. José Miguel hacía dibujos de él jugando con Chulo, de su mamá cantando y de su papá construyendo torres.
—¡Mira, papá! ¡Hice un dibujo de nosotros! —decía José Miguel, mostrando orgulloso su obra de arte.
—¡Es un dibujo maravilloso, José Miguel! —respondía su papá, dándole un beso en la frente.
Pero lo que más le gustaba a José Miguel era cuando toda la familia se reunía para comer. A José Miguel le encantaba la comida, especialmente cuando mamá cocinaba su plato favorito: ¡espaguetis! José Miguel comía con muchas ganas, y a veces, se ensuciaba un poquito, pero su mamá siempre le limpiaba la carita con una sonrisa.
—¡Qué rico está, mamá! —decía José Miguel, mientras comía un gran bocado de espaguetis.
Después de la comida, José Miguel y Chulo jugaban un poco más antes de que llegara la hora de dormir. Chulo siempre se acurrucaba cerca de José Miguel, y los dos se quedaban dormidos, soñando con nuevas aventuras para el día siguiente.
Y así, José Miguel vivía días llenos de diversión, risas y amor, siempre acompañado de su perrito Chulo y de su querida mamá y papá. Y cada día, aprendía algo nuevo y descubría que lo más importante era disfrutar cada momento, rodeado de las personas que amaba.
Fin.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.