En un pequeño pueblo lleno de colores y alegría, vivían Martín, un niño de dos años con una sonrisa que iluminaba cada rincón, y sus amorosos padres, Tábatha y Borja.
Tábatha, con su cabello moreno y mirada protectora, era el corazón de la familia, mientras que Borja, alto y con una barba cuidadosamente arreglada, era su firme pilar. La vida era tranquila y llena de felicidad, con días jugando en el jardín y noches de cuentos bajo las estrellas.
Pero una noche, algo inesperado sucedió. Mientras Martín dormía plácidamente, una sombra se deslizó en su habitación. Era una bruja malvada que, con un hechizo susurrante, llevó al pequeño a una torre altísima, escondida en lo profundo de un bosque encantado. La torre estaba rodeada de plantas con espinas y vigilada por un enorme dragón verde.
Al amanecer, Tábatha y Borja descubrieron que Martín no estaba. Llenos de miedo pero decididos, se pusieron sus capas de caballeros y emprendieron una valiente aventura para rescatar a su hijo. El amor por Martín los guiaba, mientras atravesaban el Bosque Maldito, un lugar de árboles susurrantes y criaturas misteriosas.
Después de un largo viaje, llegaron a la base de la torre. Allí, encontraron al dragón verde, cuyos ojos brillaban como esmeraldas en la noche. Borja y Tábatha se prepararon para luchar, pero pronto se dieron cuenta de que el dragón no era malvado. En realidad, estaba triste y solo, añorando la libertad. Juntos, formaron una amistad inesperada, y el dragón les reveló que también él había sido hechizado por la bruja.
Con la ayuda del dragón, subieron la torre hasta llegar a la habitación donde Martín estaba cautivo. La bruja, al verse descubierta, intentó luchar, pero el amor y la unión de la familia eran más fuertes. Con astucia y valentía, derrotaron a la bruja, rompiendo sus hechizos y liberando tanto a Martín como al dragón.
El regreso a casa fue un viaje lleno de alegría y canciones, con el dragón volando sobre ellos, protegiéndolos. La historia de su valentía se extendió por el pueblo, y cuando llegaron, fueron recibidos como héroes.
El tercer cumpleaños de Martín fue una gran celebración, no solo por su día especial, sino también por su regreso seguro. La fiesta se llenó de risas, juegos y deliciosos pasteles, con el dragón verde uniéndose a la celebración, ahora como un amigo leal y protector.
Y así, Martín, Borja y Tábatha continuaron su vida, más unidos y fuertes que nunca. Aprendieron que, juntos, podían enfrentar cualquier desafío y que el amor de una familia siempre triunfa sobre la oscuridad.
Desde entonces, el dragón verde vivió cerca del pueblo, convirtiéndose en un guardián y un símbolo de valentía y amistad. Martín creció con historias de aventuras y magia, sabiendo que siempre estaría protegido y amado.
Y cada noche, antes de dormir, Martín miraba por la ventana, buscando al dragón verde en el cielo estrellado, recordando la aventura que los unió y los convirtió en una familia aún más especial.
Así, en un mundo donde la magia y la realidad se entrelazan, el pequeño Martín, junto a sus valientes padres y su amigo dragón, vivieron felices, llenando sus días de aventuras, risas y amor incondicional.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.