Cuentos de Aventura

La Aventura Urbana de Pollito Pol

Lectura para 4 años

Tiempo de lectura: 5 minutos

Español

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En una granja muy acogedora en las afueras de Buenos Aires, vivía un pequeño pollito llamado Pol. Pol era curioso y soñador, siempre mirando más allá de los campos de trigo y las cercas de madera, imaginando lo que las grandes ciudades tendrían para ofrecer. Un día, decidido a cumplir su sueño, Pol se colocó su sombrero azul, se despidió de sus amigos de la granja y emprendió su viaje hacia la gran ciudad.

Sin embargo, Pol pronto se dio cuenta de que no sabía cómo llegar a la ciudad. Mientras caminaba por un sendero, se encontró con Pájaro Lucas, un pequeño pájaro de plumas verdes y ojos vivaces. Lucas, al ver al pequeño pollito tan decidido, se ofreció a ayudarlo.

—¿A dónde vas, pequeño pollito? —preguntó Lucas con curiosidad.

—A la gran ciudad, pero no sé cómo llegar —respondió Pol con una mezcla de emoción y nerviosismo.

Lucas, sin pensarlo dos veces, invitó a Pol a subirse a sus alas. Sin embargo, apenas habían levantado vuelo cuando se dieron cuenta de que el peso era demasiado para Lucas. Con un aterrizaje forzoso, pero seguro entre unos arbustos, ambos rieron ante el fallido intento.

—Lo siento, amigo Pol, parece que deberás continuar por tierra —dijo Lucas, aún entre risas.

Pol continuó su camino y no pasó mucho tiempo antes de encontrarse con Gato Luis, un gato naranja con ojos grandes que miraba cautelosamente desde el porche de una casa.

—Hola, señor gato, ¿podría ayudarme a llegar a la gran ciudad? —preguntó Pol con esperanza.

Luis miró al pequeño pollito y suspiró.

—Ay, pequeño Pol, me encantaría ayudarte, pero tengo mucho miedo de las grandes ciudades con sus ruidos y sus peligros. Lo siento mucho —respondió Luis, con un tono de tristeza.

Pol agradeció al gato por su honestidad y continuó su camino, cada vez más determinado a alcanzar su destino. Al poco tiempo, llegó a un hermoso jardín donde un perro grande y amigable, llamado Julen, estaba jugando con una pelota.

—¡Hola, amigo perro! Me llamo Pol y estoy tratando de llegar a la gran ciudad. ¿Crees que podrías ayudarme? —preguntó Pol con una sonrisa.

Julen, con su cola moviéndose rápidamente, estaba más que feliz de ayudar.

—¡Por supuesto, Pol! Sube a mi lomo y te llevaré. Conozco el camino porque a veces voy a la ciudad con mi dueña —dijo Julen entusiasmado.

Juntos, cruzaron campos y saltaron charcos, y finalmente llegaron a las afueras de la gran ciudad. Las luces brillantes y los altos edificios dejaron a Pol asombrado. En la ciudad, Julen llevó a Pol a un parque donde muchos niños jugaban.

Allí, Pol conoció a Daniela, una niña de rizos marrones y vestido rojo, que se enamoró de la historia del pequeño pollito aventurero. Daniela, conocedora de la ciudad, se ofreció a ser su guía y juntos exploraron las maravillas urbanas. Visitaron museos, parques, y Pol incluso pudo ver un espectáculo de marionetas que lo dejó maravillado.

Con cada día que pasaba, Pol aprendía algo nuevo sobre la vida en la ciudad, pero también sobre la amistad y la bondad de aquellos que había conocido en su viaje. Daniela, con su espíritu aventurero, mostró a Pol que cada rincón de la ciudad tenía una historia que contar.

Finalmente, después de una semana llena de aventuras, Pol decidió que era hora de regresar a la granja. Con el corazón lleno de recuerdos y una pequeña mochila de regalos para sus amigos en la granja, Pol se despidió de Daniela y Julen, prometiendo volver algún día.

El regreso a la granja fue agridulce. Pol estaba feliz de volver a casa, pero sabía que parte de su corazón siempre estaría en la ciudad. Contó a sus amigos de la granja todas sus aventuras y las lecciones aprendidas, inspirando a más de uno a soñar en grande.

Y así, Pollito Pol no solo encontró la aventura que buscaba, sino que también descubrió el valor de la amistad y el coraje, enseñanzas que compartiría por siempre en cada canto matutino en la granja, recordando siempre la ciudad que le había abierto sus puertas y su corazón.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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