Cuentos de Aventura

La Gran Aventura de Agostina y Papi

Lectura para 2 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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Había una vez una pequeña niña llamada Agostina. Agostina tenía solo dos años, pero ya era muy alegre e inteligente. Su cabello castaño brillaba al sol y sus ojos marrones siempre estaban llenos de curiosidad. Le encantaba jugar y descubrir cosas nuevas con su papi.

Papi era joven, tenía solo veinte años. Tenía el cabello rubio, ojos color miel y una barba suave que a Agostina le gustaba acariciar. Papi siempre contaba los mejores cuentos de aventuras a Agostina. Le hablaba de princesas valientes, brujas traviesas y lobos amigables. Juntos, vivían las aventuras más emocionantes.

Un día, Agostina y Papi decidieron salir a explorar el bosque mágico que había cerca de su casa. Agostina llevaba su vestido favorito, uno rosado con flores, y Papi llevaba una mochila llena de bocadillos y agua. Mientras caminaban, Agostina no dejaba de hacer preguntas sobre todo lo que veían.

«Papi, ¿qué es eso?» preguntó Agostina señalando una flor grande y brillante.

«Esa es una flor mágica, Agostina,» dijo Papi sonriendo. «Dicen que si le hablas, te concede un deseo.»

Agostina se acercó a la flor y susurró, «Flor mágica, flor mágica, deseo encontrar una princesa.»

De repente, una suave brisa sopló y frente a ellos apareció una princesa. Llevaba un vestido azul brillante y una corona dorada. La princesa sonrió y dijo, «Hola, soy la princesa Lila. ¿Puedo unirme a vuestra aventura?»

Agostina y Papi estaban muy emocionados. «¡Claro que sí, princesa Lila!» dijo Papi. «Vamos a explorar juntos.»

Los tres amigos caminaron por el bosque, cantando y riendo. De repente, escucharon un aullido. Agostina se asustó un poco y se agarró fuerte de la mano de Papi. «No te preocupes, Agostina,» dijo Papi. «Debe ser nuestro amigo el lobo. Vamos a saludarlo.»

Efectivamente, detrás de unos arbustos apareció un lobo. Pero no era un lobo cualquiera. Este lobo tenía una bufanda roja y una sonrisa amigable. «Hola, amigos,» dijo el lobo. «Me llamo Lobo Amigo. ¿Puedo unirme a vuestra aventura?»

Agostina sonrió y asintió con la cabeza. «¡Sí, Lobo Amigo! Vamos juntos.»

Mientras caminaban, llegaron a un claro donde encontraron una pequeña cabaña. La puerta se abrió y una bruja con un sombrero puntiagudo y una escoba salió. Pero no parecía una bruja mala, tenía una mirada bondadosa y una sonrisa cálida.

«Hola, soy la bruja Buena,» dijo. «¿Qué os trae por aquí?»

«Estamos de aventura,» dijo Agostina. «Buscamos cosas mágicas y divertidas.»

La bruja Buena sonrió. «Tengo algo que os puede interesar,» dijo y sacó una varita mágica. «Con esta varita, podemos hacer que las cosas cobren vida. ¿Queréis probar?»

Agostina, Papi, la princesa Lila y el Lobo Amigo asintieron emocionados. La bruja Buena agitó la varita y de repente, las flores empezaron a bailar, los árboles aplaudían y las piedras cantaban. Era un espectáculo maravilloso.

Pasaron el día disfrutando de la magia del bosque. Comieron bocadillos, bebieron agua fresca y jugaron hasta que el sol empezó a ponerse. Agostina se sentía muy feliz y un poco cansada. «Papi, ha sido la mejor aventura,» dijo mientras se acurrucaba en los brazos de su papi.

«Sí, Agostina,» dijo Papi besándole la frente. «Ha sido una aventura maravillosa. Pero es hora de volver a casa.»

Se despidieron de la princesa Lila, el Lobo Amigo y la bruja Buena. Prometieron volver pronto para más aventuras. Mientras caminaban de regreso a casa, Agostina se quedó dormida en los brazos de Papi, soñando con las maravillas del bosque mágico.

Papi sonrió, feliz de haber compartido ese día tan especial con su pequeña. Sabía que en su corazón siempre habría más aventuras por vivir juntos.

Y así, Agostina y Papi continuaron viviendo sus días llenos de amor, risas y aventuras, sabiendo que el bosque mágico siempre estaría allí, esperando su regreso.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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