En el corazón del Bosque de los Susurros, donde las sombras bailan al son de los vientos antiguos y los árboles susurran secretos del pasado, vivía una joven bruja llamada Monti. Con su cabello plateado fluyendo como ríos de luna y ojos azules como el cielo al amanecer, Monti era conocida no solo por su belleza, sino también por su bondad y su profundo respeto por la naturaleza.
Un día, mientras recogía hierbas mágicas bajo la luz de una luna creciente, Monti escuchó un suave llanto mezclado con el crujir de las hojas secas. Siguiendo el sonido, encontró a una pequeña niña bruja, con rizos negros y ojos verdes, sentada sola entre los arbustos. Su nombre era Danza, y estaba perdida, incapaz de encontrar el camino de regreso a su hogar en el otro lado del bosque.
Monti, con un corazón tan grande como su sombrero de bruja, decidió ayudar a Danza a reunirse con su familia. Juntas, comenzaron a atravesar el bosque, guiadas por el brillo suave de la varita de Monti y el mapa estelar que Danza llevaba en su pequeña mochila.
Mientras avanzaban, Monti enseñaba a Danza pequeños hechizos y canciones mágicas, llenando el aire con risas y destellos de luz. Pero el Bosque de los Susurros guardaba más que secretos y sombras; también era el hogar de Oscuro, un brujo de corazón frío y poderes oscuros, que envidiaba la luz y la alegría que Monti y Danza compartían.
Oscuro, vestido con ropas tan negras como la noche sin estrellas, tramó un plan malvado. Una noche, mientras las dos brujas descansaban cerca de un arroyo cristalino, Oscuro lanzó un hechizo de sombras, creando una red oscura que atrapó a Monti y a Danza en un sueño profundo.
Al despertar, se encontraron en la torre más alta del castillo de Oscuro, rodeadas de paredes que susurraban miedos y ventanas que mostraban visiones de desesperanza. Oscuro apareció ante ellas, su rostro una máscara de sombras, y les propuso un trato: les devolvería la libertad solo si Monti le entregaba su varita mágica, fuente de su poder y bondad.
Monti, aunque asustada, sabía que no podía confiar en las palabras de Oscuro. Con un susurro a Danza, comenzó a recitar en voz baja un hechizo de luz, aquel que su abuela le había enseñado cuando era solo una aprendiz. Danza, recordando las canciones que Monti le había enseñado, comenzó a cantar con una voz tan pura y melodiosa que incluso las paredes del castillo parecían llorar.
El hechizo de luz de Monti y la canción de Danza crearon una sinfonía de magia que iluminó la torre, rompiendo el hechizo de sombras. Las cadenas de oscuridad se disolvieron como niebla bajo el sol, y Oscuro, incapaz de soportar la pureza de su luz, retrocedió hacia las sombras de las que había surgido.
Libres una vez más, Monti y Danza escaparon del castillo. Usando sus habilidades combinadas, encontraron el camino de regreso a la casa de Danza, donde la familia de la pequeña bruja las esperaba con los brazos abiertos, agradecidos y aliviados.
Desde ese día, Monti y Danza se convirtieron en hermanas no solo de magia, sino también de corazón. Monti enseñó a Danza todo lo que sabía, y juntas, se aseguraron de que la luz siempre brillara en el Bosque de los Susurros, manteniendo a raya las sombras de Oscuro.
El bosque volvió a ser un lugar de maravillas y secretos susurrados, y todos los que caminaban por sus senderos sabían que, mientras Monti y Danza estuvieran allí, siempre habría esperanza y un refugio seguro bajo sus sombras danzantes.
Cuentos cortos que te pueden gustar
El Amanecer Mágico de Zamudio y Sus Amigos
Sofía y la magia traviesa
Guardianas de la Noche
Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.