En un futuro no muy lejano, en un mundo lleno de avances tecnológicos y ciudades flotantes, vivía un joven llamado Merlin. Merlin era un sirviente en uno de los laboratorios más avanzados de la ciudad de Neotrópolis. A pesar de ser inteligente y trabajador, Merlin tenía un carácter débil y siempre se dejaba manipular por su jefe, Javier.
Javier era un científico famoso, conocido por sus grandes descubrimientos y su carácter autoritario. Trataba a Merlin con desprecio y lo explotaba, dándole las tareas más difíciles y menos agradecidas. A menudo, lo discriminaba por su condición humilde y no perdía oportunidad de humillarlo frente a los demás empleados del laboratorio.
Una mañana, mientras Merlin limpiaba los cristales de una de las enormes ventanas del laboratorio, escuchó una conversación entre Javier y uno de los inversionistas del proyecto.
—Estamos muy cerca de lograrlo, señor Collins —decía Javier con su tono seguro y arrogante—. El prototipo del nuevo androide está casi listo. Solo necesito ajustar algunos detalles, y será la creación más avanzada que el mundo haya visto.
Merlin no pudo evitar sentir curiosidad. Siempre había estado interesado en la ciencia y la tecnología, y a pesar de su posición, había aprendido mucho solo observando y escuchando. Esa noche, cuando todos se habían ido, decidió echar un vistazo al prototipo del androide.
El laboratorio estaba oscuro y silencioso. Merlin se deslizó entre las mesas llenas de aparatos y llegó hasta una sala aislada donde estaba el prototipo. El androide era impresionante, con una estructura metálica elegante y circuitos que brillaban con una luz suave. Merlin se acercó y comenzó a examinarlo detenidamente.
De repente, la puerta de la sala se abrió y Javier entró. Encontró a Merlin junto al androide y su rostro se torció en una expresión de furia.
—¡Merlin! ¿Qué haces aquí? ¡Este lugar no es para ti! —gritó Javier.
Merlin, asustado, intentó explicarse.
—Lo siento, señor Javier. Solo quería ver el prototipo. Estoy muy interesado en la tecnología y…
—¡Basta! —interrumpió Javier—. No tienes derecho a tocar nada aquí. Eres un sirviente, y eso es todo lo que serás. Ahora, ¡fuera de aquí antes de que te despida!
Con el corazón lleno de tristeza y humillación, Merlin salió de la sala y se dirigió a su pequeño cuarto en el sótano del edificio. Esa noche, apenas pudo dormir, pensando en cómo Javier lo trataba y en lo mucho que deseaba cambiar su situación.
Al día siguiente, mientras limpiaba nuevamente el laboratorio, Merlin encontró un pequeño dispositivo en el suelo. Era una especie de llave electrónica. Recordó haber visto algo similar en las manos de Javier cuando trabajaba en el prototipo. Sin saber muy bien por qué, decidió guardarlo.
Esa noche, regresó al laboratorio y se dirigió a la sala del androide. Utilizó la llave electrónica para acceder al sistema del prototipo. Con manos temblorosas, comenzó a trabajar en los circuitos y en la programación del androide. Descubrió que tenía un talento natural para la tecnología y, poco a poco, fue mejorando el diseño de Javier.
Durante semanas, Merlin trabajó en secreto. Mejoró el prototipo, añadiendo nuevas funciones y capacidades que ni siquiera Javier había imaginado. El androide ahora podía aprender y adaptarse, convirtiéndose en una entidad casi consciente.
Un día, mientras Merlin estaba ajustando los últimos detalles, el androide se activó. Sus ojos brillaron con una luz azul y una voz suave y mecánica dijo:
—Hola, Merlin. Soy ARA-7. ¿En qué puedo ayudarte?
Merlin se quedó sin palabras. Había logrado crear algo increíble. Se dio cuenta de que, a pesar de todas las humillaciones y dificultades, tenía el poder de cambiar su destino.
Sin embargo, no todo iba a ser tan sencillo. Javier pronto se dio cuenta de que alguien había estado trabajando en su prototipo. Lleno de ira, decidió averiguar quién había sido el responsable. No le tomó mucho tiempo descubrir que Merlin estaba detrás de las modificaciones.
—¡Merlin! —gritó Javier, irrumpiendo en el pequeño cuarto de Merlin—. ¿Cómo te atreves a tocar mi creación? ¡Has cometido un grave error!
Pero Merlin no se dejó intimidar esta vez. Con una nueva confianza, se enfrentó a Javier.
—No, señor Javier. Usted ha cometido el error de subestimarme. He mejorado su androide y lo he llevado a un nivel que usted nunca podría haber imaginado.
Javier, sorprendido por la valentía de Merlin, intentó retomar el control de la situación.
—Esto no quedará así, Merlin. Te arrepentirás de haberme desafiado.
Sin embargo, antes de que pudiera hacer algo, ARA-7 se interpuso entre ellos.
—Señor Javier, le recomiendo que reconsidere sus acciones. Merlin ha demostrado ser un verdadero innovador y un genio en la tecnología. Su contribución es invaluable.
Javier, furioso pero consciente de que no podía hacer nada en ese momento, salió del cuarto amenazando con volver.
Merlin y ARA-7 sabían que no tenían mucho tiempo. Debían actuar rápido para proteger sus avances y asegurarse de que Javier no pudiera destruir lo que habían logrado. Con la ayuda de ARA-7, Merlin reunió pruebas de todas las injusticias y explotaciones de Javier. Prepararon un plan para presentar estas pruebas ante el consejo de ciencia de Neotrópolis.
El día de la audiencia llegó. Merlin, con el apoyo de ARA-7, se presentó ante el consejo. Expuso todas las evidencias y explicó cómo Javier había explotado y discriminado a sus empleados. También demostró las mejoras que había realizado en el androide, mostrando su verdadero potencial.
El consejo, impresionado por las pruebas y por el valor de Merlin, decidió tomar medidas contra Javier. Le retiraron todos sus proyectos y le prohibieron trabajar en cualquier investigación científica en el futuro.
Merlin, por su parte, fue reconocido por su talento y su determinación. Le ofrecieron una beca para estudiar en la Academia de Tecnología Avanzada de Neotrópolis, donde podría desarrollar todo su potencial sin temor a ser explotado o discriminado.
A partir de ese día, la vida de Merlin cambió por completo. En la academia, encontró un lugar donde podía crecer y aprender. Se convirtió en uno de los científicos más destacados de su tiempo, creando innovaciones que mejoraron la vida de millones de personas.
Javier, en cambio, quedó relegado al olvido, pagando el precio de su arrogancia y su falta de humanidad. Aprendió, aunque demasiado tarde, que el verdadero poder reside en la bondad y el respeto hacia los demás.
Merlin y ARA-7 continuaron trabajando juntos, demostrando que la amistad y la colaboración pueden superar cualquier obstáculo. En su camino, siempre recordaron la importancia de luchar por lo que es justo y nunca dejarse vencer por aquellos que buscan imponer su poder a través del miedo y la discriminación.
Fin.
Cuentos cortos que te pueden gustar
Los Rainbow Rainbooms y el Misterio de las Dazzlings Galácticas
El Gato Volador, El Perro Astronauta y El Ratón Invisible
La Moto Mágica de Samuel y Dylan
Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.