Cuentos Clásicos

La Aventura de Mar e Iván en el Río Cantarín

Lectura para 4 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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En un pequeño pueblo rodeado de montañas y grandes campos de flores, vivían Mar e Iván, dos amigos inseparables que amaban la naturaleza. Mar era una niña de cabellos rizados y rubios como el sol de la tarde, e Iván era un niño de pelo corto y marrón que siempre llevaba una sonrisa brillante.

Un día, mientras jugaban cerca del río Cantarín, el cual serpenteaba suavemente por su pueblo, Mar se fijó en cómo el agua brillaba bajo el sol y cómo los peces nadaban felices en el río. «Mira, Iván», dijo Mar, señalando a un pez que saltaba alegremente, «el agua es el hogar de estos peces, y es tan clara y hermosa».

Iván, mirando curioso, añadió: «Sí, y no solo es importante para los peces, ¿sabes? Nuestras flores, los árboles y todos los animales dependen también del agua para vivir».

Intrigados por la importancia del agua, decidieron aprender más sobre cómo podrían cuidarla mejor. Así comenzó una aventura que los llevaría a descubrir muchos secretos sobre el agua y cómo protegerla.

El primer lugar al que fueron fue la casa de la Señora Rosa, la jardinera del pueblo, quien tenía el jardín más hermoso y colorido de todos. Señora Rosa les mostró cómo usaba un regador para darle agua a las plantas, evitando desperdiciarla. «El agua es muy valiosa, niños», explicó. «Debemos usar solo lo necesario y asegurarnos de no dejar los grifos abiertos».

Mar e Iván asintieron con seriedad y ayudaron a la Señora Rosa a regar las plantas, aprendiendo a usar el agua sabiamente.

Después, los niños fueron al parque donde el guardabosques, el Señor Verde, les enseñó sobre la lluvia y cómo ayuda a llenar los ríos y los lagos. «Cada gota de lluvia es importante», dijo el Señor Verde mientras caminaban bajo los grandes árboles. «La lluvia es como un regalo del cielo para todos en la tierra».

Mar e Iván miraban asombrados las grandes hojas que recogían agua de lluvia, formando pequeños charcos que brillaban como espejos.

La siguiente parada de su aventura fue el molino de agua al final del río Cantarín. Allí, el molinero les mostró cómo el agua no solo servía para beber y regar las plantas, sino que también podía hacer cosas increíbles, como mover las grandes piedras del molino para moler el trigo. «Sin agua, muchas cosas que damos por sentado no serían posibles», explicó mientras el agua giraba la rueda del molino con un ruido suave y constante.

Al final del día, Mar e Iván regresaron a casa, cansados, pero felices, con la mente y el corazón llenos de nuevas ideas sobre cómo cuidar el agua. Decidieron que querían compartir todo lo que habían aprendido con sus amigos y familiares.

Desde ese día, cada vez que llovía, Mar e Iván salían con sus paraguas, no solo para jugar bajo la lluvia sino también para recordar lo importante que es el agua para la vida en la Tierra. Y en el colegio, empezaron un club pequeño llamado «Los Amigos del Agua», donde enseñaban a otros niños cómo cuidar el agua y proteger el río Cantarín y todos los ríos del mundo.

«El agua es vida», decían siempre, y con cada acción, con cada palabra, ayudaban a su pueblo y al mundo a ser un lugar mejor, más limpio y más feliz para todos.

Y así, Mar e Iván se convirtieron en los guardianes del agua en su pueblo, demostrando con cada pequeño gesto que incluso los más jóvenes pueden hacer una gran diferencia en el cuidado de nuestro planeta.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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