Cuentos de Fantasía

Alex y la Música Mágica

Lectura para 2 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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Había una vez, en un pequeño pueblo, un niño llamado Alex. Alex era un chico muy especial al que le encantaba la música. Desde muy pequeño, pasaba horas escuchando las bandas sonoras de sus películas favoritas de dibujos animados. Sus películas preferidas eran las de Disney, especialmente «Shrek» y «Tarzán». Cada vez que escuchaba las melodías de estas películas, su imaginación volaba a lugares mágicos y fantásticos.

Alex también disfrutaba mucho jugando con sus muñecos. Tenía una gran colección de figuras de acción de todos sus personajes favoritos. Con ellos, recreaba escenas de las películas y se inventaba nuevas aventuras. Sin embargo, había algo más que le gustaba hacer: buscar tesoros entre la basura. Aunque a muchos les parecía una actividad extraña, para Alex era una forma de encontrar objetos únicos y darles una nueva vida.

Un día, mientras exploraba el parque en busca de tesoros, Alex encontró una caja de música antigua. La caja tenía grabados unos hermosos dibujos de hadas y estrellas. Intrigado, la abrió y escuchó una melodía mágica que nunca antes había oído. De repente, una luz brillante salió de la caja y una hada madrina apareció ante él.

—Hola, Alex —dijo el hada con una sonrisa—. Soy tu hada madrina y he venido para concederte un deseo muy especial. A partir de ahora, tendrás el poder de la música mágica. Podrás usarla para ayudar a los demás y mejorar sus vidas.

Alex no podía creer lo que estaba escuchando. ¡Tenía poderes mágicos! Se sintió emocionado y un poco nervioso al mismo tiempo. El hada madrina le explicó que cada vez que tocara una melodía con su nuevo poder, podría hacer cosas increíbles como curar enfermedades, dar alegría a las personas tristes o incluso hacer que los objetos volaran.

Desde ese día, la vida de Alex cambió por completo. Decidió usar sus poderes para ayudar a los demás en su comunidad. Primero, visitó la casa de la señora Martínez, una anciana que siempre estaba triste porque extrañaba a su familia. Alex tocó una hermosa melodía con su flauta mágica y, de repente, la casa de la señora Martínez se llenó de recuerdos felices. Las fotos de sus seres queridos cobraron vida y le hicieron compañía. La señora Martínez no podía dejar de sonreír.

Después, Alex fue al hospital del pueblo. Allí, había muchos niños enfermos que no podían jugar ni salir a disfrutar del sol. Alex decidió tocar una canción alegre para ellos. Al escuchar la música, los niños comenzaron a sentirse mejor. Sus risas llenaron el hospital y, poco a poco, empezaron a recuperarse. Los médicos y enfermeras estaban asombrados y agradecidos por la ayuda de Alex.

Un día, mientras caminaba por el parque, Alex vio a un grupo de niños discutiendo y peleando por un juguete. Se acercó a ellos y tocó una suave melodía en su guitarra. Los niños se detuvieron de inmediato y comenzaron a escuchar. La música les hizo darse cuenta de lo importante que era compartir y ser amigos. Devolvieron el juguete y comenzaron a jugar juntos felices.

Así, Alex continuó usando su poder de la música mágica para traer alegría y armonía a todos a su alrededor. Cada vez que alguien necesitaba ayuda, él estaba allí con su flauta, su guitarra o cualquier otro instrumento que encontrara en sus búsquedas. La música de Alex no solo arreglaba cosas materiales, sino que también curaba corazones y unía a las personas.

Con el tiempo, Alex se hizo conocido en todo el pueblo como «El Niño de la Música Mágica». Todos lo querían y lo respetaban por su bondad y por su talento. Pero Alex nunca olvidó su humildad. Sabía que el verdadero poder no estaba solo en la magia, sino en la voluntad de ayudar a los demás y en el amor que ponía en cada una de sus acciones.

Un día, el hada madrina volvió a visitarlo. Estaba muy orgullosa de cómo Alex había usado su don.

—Alex, has hecho un trabajo maravilloso —dijo el hada—. Gracias a ti, muchas vidas han cambiado para mejor. Ahora te concederé un último regalo. A partir de hoy, siempre tendrás la capacidad de tocar cualquier instrumento musical a la perfección, sin necesidad de practicar.

Alex estaba asombrado y agradecido. Sabía que este regalo le permitiría seguir ayudando a más personas y a inspirarlas con su música. Y así lo hizo. Continuó tocando melodías mágicas, llevando esperanza y alegría a todos los rincones del mundo.

Y así, el niño que amaba la música y las aventuras se convirtió en un verdadero héroe, no por sus poderes mágicos, sino por el amor y la dedicación que ponía en cada nota que tocaba. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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