Había una vez en la enorme ciudad de Nueva York, una diseñadora de moda llamada Edna Modas. Edna era una mujer pequeña con cabello negro y corto, y siempre llevaba unos grandes y redondos lentes que le daban un aire de inteligencia y creatividad. Su estudio de diseño era un lugar mágico, lleno de bocetos, telas de todos los colores y maniquíes que vestían los trajes más extravagantes y fantásticos.
Un día, Edna estaba muy emocionada porque tenía que preparar un desfile de moda muy especial. No era un desfile cualquiera; era un desfile de fantasía donde los modelos llevarían vestidos inspirados en cuentos de hadas, con alas de mariposa, capas de superhéroes y vestidos de princesas. Edna había trabajado muy duro en cada uno de los diseños y quería que todo fuera perfecto.
Sin embargo, ese día algo no iba bien. Los modelos que habían venido a probarse los trajes no estaban muy contentos. Había un modelo que llevaba una capa tan larga que se tropezaba con ella, y otro que tenía unas alas tan grandes que no podía pasar por las puertas. Los modelos se miraban unos a otros, un poco confundidos pero también un poco divertidos.
—¡Edna, no puedo caminar con esta capa tan larga! —se quejó uno de los modelos, tratando de no tropezarse de nuevo.
—¡Y yo no puedo ni moverme con estas alas gigantes! —dijo otro, agitando sus enormes alas de mariposa.
Edna, que siempre encontraba soluciones creativas, se puso a pensar. Sabía que tenía que hacer algunos ajustes para que los trajes fueran más cómodos y fáciles de llevar. Pero, ¿cómo hacerlo sin perder la magia y la fantasía de sus diseños?
—¡No se preocupen, queridos! —dijo Edna con una sonrisa—. Vamos a hacer algunos cambios para que todos estén cómodos y puedan lucir espectaculares en el desfile.
Con un poco de magia y mucha creatividad, Edna comenzó a ajustar los trajes. Acortó la capa del primer modelo para que pudiera caminar sin problemas y redujo el tamaño de las alas del segundo modelo para que pudiera moverse libremente. Mientras trabajaba, Edna tarareaba una melodía alegre, y poco a poco, el estudio se llenó de risas y buen humor.
Finalmente, llegó el día del desfile. El escenario estaba decorado con luces brillantes y un telón de fondo que parecía sacado de un cuento de hadas. Los modelos estaban listos, luciendo los trajes más increíbles que Edna había diseñado. Había princesas con vestidos brillantes, héroes con capas elegantes y criaturas mágicas con alas resplandecientes.
Cuando el desfile comenzó, todos quedaron maravillados. Los modelos caminaron con confianza y gracia, mostrando los trajes de fantasía que Edna había creado. El público aplaudía y vitoreaba, encantado con la belleza y la magia de cada diseño.
Edna miraba desde los bastidores, muy orgullosa de su trabajo y de sus modelos. Sabía que había logrado algo especial, no solo por los hermosos trajes, sino también por la alegría y la emoción que había traído a todos. Al final del desfile, los modelos se reunieron alrededor de Edna, sonriendo y agradeciéndole por haber hecho todo tan mágico y divertido.
—¡Gracias, Edna! —dijeron todos a coro—. ¡Fue el mejor desfile de todos!
Edna sonrió y respondió:
—No hay de qué, queridos. La moda no solo es sobre cómo nos vemos, sino sobre cómo nos sentimos. Y hoy, todos sentimos la magia de la fantasía.
Desde ese día, Edna Modas se convirtió en la diseñadora de moda más famosa de Nueva York, conocida no solo por sus increíbles diseños, sino también por su habilidad para hacer que todos se sintieran especiales y llenos de alegría. Y así, en su mágico estudio de diseño, Edna siguió creando trajes de ensueño, siempre con una chispa de magia y mucha, mucha diversión.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.