Cuentos de Fantasía

El Susurro de Yulieth

Lectura para 11 años

Tiempo de lectura: 7 minutos

Español

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En un pequeño pueblo rodeado de bosques encantados y montañas que tocaban el cielo, vivía una joven llamada Yulieth. Su vida era tranquila, y su corazón estaba lleno de sueños y esperanzas. Sin embargo, Yulieth tenía un secreto que la hacía diferente: creía que todos podían escuchar sus pensamientos.

Yulieth vivía en una pequeña casa junto al río. A menudo, se sentaba en la orilla, mirando el agua fluir y dejando que sus pensamientos vagaran. Creía que cada palabra que cruzaba su mente era escuchada por los árboles, las piedras y hasta por los habitantes del pueblo.

Esta creencia la hacía sentirse expuesta y vulnerable. Yulieth no compartía sus secretos, sus temores o sus alegrías con nadie, por temor a ser juzgada o malinterpretada. Incluso en la escuela, se mantenía callada, sus ojos siempre mostraban una mezcla de curiosidad y cautela.

Un día, mientras caminaba por el bosque, Yulieth escuchó una voz. No era como cualquier voz; era dulce y melodiosa, como si las hojas y el viento hablaran. La voz decía: «Yulieth, no estás sola. Tus pensamientos son tuyos y solo tuyos.»

Sorprendida, Yulieth miró a su alrededor, pero no había nadie. Se dio cuenta de que la voz provenía de su interior. En ese momento, comprendió que tenía un don especial: podía comunicarse con la naturaleza a través de sus pensamientos.

Animada por su nuevo descubrimiento, Yulieth comenzó a explorar su habilidad. Hablaba con los árboles, que le contaban historias antiguas del bosque; los ríos le susurraban secretos del mundo subacuático, y el viento le llevaba mensajes de lugares lejanos.

Un día, mientras conversaba con un viejo roble, el árbol le reveló que estaba enfermo. Yulieth, movida por la compasión, decidió buscar una cura. Su viaje la llevó a la montaña más alta, donde vivía un sabio que conocía los secretos de las hierbas y las pociones.

El sabio escuchó atentamente la historia de Yulieth y le dio una receta para curar al roble. Yulieth, con determinación, reunió los ingredientes necesarios: el rocío de la primera luz del amanecer, una flor que solo florecía bajo la luna llena, y una piedra del río que nunca veía la luz del sol.

Con estos elementos, creó una poción mágica y la llevó al roble. Al aplicarla, el árbol comenzó a recuperarse, sus hojas se tornaron verdes y sus ramas fuertes. El bosque entero parecía celebrar, y Yulieth se sintió feliz y orgullosa.

La noticia de la curación del roble se extendió por el pueblo. La gente comenzó a buscar a Yulieth, pidiéndole ayuda con sus problemas y enfermedades. Al principio, Yulieth se sentía abrumada, pero pronto comprendió que su don no era una carga, sino una bendición.

Comenzó a ayudar a los aldeanos, curando a sus animales, ayudando a las plantas a crecer y llevando mensajes a través del viento. A medida que pasaba el tiempo, se convirtió en una figura querida y respetada en el pueblo.

Un día, una gran tormenta amenazó el pueblo. Los vientos eran tan fuertes que arrancaban los techos de las casas, y la lluvia inundaba las calles. Yulieth sabía que tenía que hacer algo. Se dirigió al centro de la tormenta y, usando su conexión con la naturaleza, pidió ayuda a los elementos.

Los vientos se calmaron, la lluvia cesó, y el sol brilló de nuevo. El pueblo estaba a salvo, y todos sabían que Yulieth había salvado el día. Desde ese momento, ya no temía que los demás escucharan sus pensamientos, porque sabía que su verdadero poder residía en su conexión con la naturaleza y en su capacidad para ayudar a los demás.

Con el tiempo, Yulieth se dio cuenta de que su habilidad para comunicarse con la naturaleza le permitía sentir las emociones de los seres vivos. Comprendió el valor de la empatía y la importancia de escuchar no solo con los oídos, sino también con el corazón.

En uno de sus paseos, se encontró con un zorro herido. El animal estaba asustado y dolorido, pero Yulieth, hablando con suavidad, logró calmarlo. Usando sus conocimientos de hierbas y su conexión con la naturaleza, sanó la herida del zorro, que agradecido, se convirtió en su fiel compañero.

El bosque era un lugar de innumerables secretos y maravillas. Yulieth, en compañía de su nuevo amigo el zorro, exploraba cada rincón, descubriendo lugares que nunca había imaginado. En una de sus exploraciones, encontró un claro iluminado por luciérnagas, donde las flores brillaban con luz propia.

Allí, Yulieth descubrió un manantial cuyas aguas tenían propiedades curativas. Con este nuevo descubrimiento, pudo ayudar aún más a los habitantes del pueblo y a los animales del bosque.

Los habitantes del pueblo, agradecidos por todo lo que Yulieth había hecho, decidieron organizar una gran celebración en su honor. La fiesta se llevó a cabo en el claro iluminado por las luciérnagas, con música, bailes y comidas preparadas con los frutos del bosque.

Yulieth se sintió abrumada por el cariño y la gratitud de la gente. Durante la celebración, compartió historias sobre sus aventuras y los secretos que había aprendido del bosque, fortaleciendo el vínculo entre los habitantes y la naturaleza.

Una noche, mientras Yulieth meditaba cerca del manantial, sintió una presencia antigua y poderosa. Era el espíritu del bosque, un ser de sabiduría y magia, que había despertado para hablar con ella.

El espíritu le reveló que Yulieth era la elegida para proteger el equilibrio de la naturaleza. Le enseñó antiguos hechizos y le otorgó la capacidad de entender el lenguaje de todas las criaturas.

Un día, un mensajero llegó al pueblo con noticias alarmantes. Un bosque vecino, conocido como el Bosque Oscuro, estaba muriendo, corrompido por una energía maligna. Yulieth, sabiendo que era su deber ayudar, se preparó para enfrentar este nuevo desafío.

Junto con su fiel zorro y armada con su conocimiento y poderes recién descubiertos, Yulieth se adentró en el Bosque Oscuro. Allí, se encontró con criaturas corrompidas por la oscuridad, pero con su empatía y su nueva magia, logró sanarlas y devolverles la luz.

Yulieth descubrió que la fuente de la corrupción era un antiguo cristal, consumido por la negatividad. Usando sus hechizos y la ayuda de los seres del bosque, purificó el cristal, restaurando la paz y la armonía al Bosque Oscuro.

El bosque volvió a florecer, y las criaturas que una vez estuvieron perdidas en la oscuridad agradecieron a Yulieth por su valentía y su corazón bondadoso.

Conclusión:

Yulieth regresó al pueblo como una heroína. Había aprendido muchas lecciones en su viaje: el valor de la empatía, la importancia del equilibrio y la fuerza que reside en un corazón bondadoso.

Continuó su vida, siempre lista para proteger la naturaleza y ayudar a quienes lo necesitaban, recordando siempre que su verdadero poder residía en su conexión con todo lo que la rodeaba.

Y así, Yulieth, la guardiana del bosque, se convirtió en una leyenda, un símbolo de esperanza y armonía entre los humanos y la naturaleza.

Fin

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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