Cuentos de Fantasía

La Aventura de Ekapeka y el Portal de Minecraft

Lectura para 11 años

Tiempo de lectura: 5 minutos

Español

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Ekapeka y sus amigos Tarek, Will, Ibai, y Unax siempre estaban buscando nuevas aventuras. Vivían en un pequeño pueblo donde cada día parecía igual al anterior, pero estos cinco amigos tenían una imaginación sin límites y siempre encontraban la manera de convertir cualquier día aburrido en una experiencia emocionante. Un día, mientras exploraban una tienda de cosas antiguas en las afueras del pueblo, encontraron algo que cambiaría sus vidas para siempre.

Ekapeka, un chico con cabello negro y gafas, fue el primero en ver el extraño objeto en la esquina polvorienta de la tienda. Era un portal de aspecto antiguo, con runas y símbolos que brillaban débilmente. “¡Miren esto, chicos!”, exclamó Ekapeka, llamando a sus amigos.

Tarek, el mejor amigo de Ekapeka, con su cabello rizado y su camiseta roja, se acercó rápidamente. Will, el rubio del grupo que siempre llevaba una chaqueta verde, e Ibai, de piel oscura y con una sonrisa contagiosa, se unieron también. Unax, con su cabello castaño liso y su camiseta blanca, observaba con curiosidad mientras su perro Rocky, un juguetón perro marrón, olfateaba alrededor del portal.

“¿Qué crees que es?”, preguntó Will, tocando una de las runas.

“Parece un portal”, respondió Ekapeka. “Pero nunca he visto uno así antes”.

El dueño de la tienda, un hombre anciano con una larga barba blanca, se acercó a ellos. “Eso, jóvenes aventureros, es un portal mágico. Nadie sabe a dónde lleva, pero está en esta tienda desde tiempos inmemoriales”.

La curiosidad de los chicos se disparó. “¿Podemos probarlo?”, preguntó Tarek.

El anciano sonrió. “Claro, pero tengan cuidado. Los mundos al otro lado pueden ser muy diferentes al nuestro”.

Sin dudarlo, Ekapeka y sus amigos se tomaron de las manos y, con Rocky a su lado, cruzaron el portal. Al instante, se encontraron en un mundo completamente diferente. Estaban en el mundo de Minecraft, rodeados de bloques y criaturas pixeladas. Los chicos miraban a su alrededor con asombro, tratando de procesar lo que estaban viendo.

“¡Esto es increíble!”, exclamó Unax. “Estamos en Minecraft”.

Mientras exploraban el nuevo mundo, se encontraron con un pequeño pueblo. Los habitantes del pueblo, figuras pixeladas y de aspecto triste, les contaron sobre un gran problema. Un papiro mágico que daba vida y prosperidad al pueblo había sido robado por un misterioso villano. Sin el papiro, el pueblo estaba condenado a marchitarse.

“Tenemos que ayudarles”, dijo Ekapeka, decidido. “No podemos dejar que el pueblo se muera”.

Los chicos se ofrecieron a recuperar el papiro y los aldeanos les dieron su bendición y algunos suministros básicos. Con Rocky liderando el camino, comenzaron su búsqueda, enfrentándose a numerosos desafíos y obstáculos.

El primer desafío fue un laberinto subterráneo lleno de trampas y criaturas hostiles. Con la inteligencia de Ekapeka y la valentía de Tarek, lograron esquivar las trampas y derrotar a las criaturas. Will, con su agilidad, encontró la salida del laberinto, llevándolos a la siguiente etapa de su aventura.

El siguiente desafío fue atravesar un río de lava. Usando bloques y materiales que encontraron a lo largo del camino, construyeron un puente improvisado. Fue un trabajo en equipo, cada uno contribuyendo con su ingenio y habilidades. Unax, siendo el más creativo, diseñó una estructura resistente, y Rocky, con su olfato agudo, detectó las áreas más seguras para cruzar.

Finalmente, llegaron a la fortaleza del villano. La fortaleza estaba protegida por un ejército de criaturas y trampas. Los chicos se enfrentaron a los guardias con valentía, usando las armas y herramientas que habían encontrado durante su viaje. Ibai demostró ser un excelente estratega, dirigiendo a sus amigos y asegurando que todos estuvieran a salvo.

Dentro de la fortaleza, encontraron al villano, un oscuro hechicero conocido como Zorgon. Él sostenía el papiro mágico y se reía maliciosamente. “¿Creen que unos simples niños pueden derrotarme?”, se burló.

Pero los chicos no estaban solos. Los aldeanos, agradecidos por su ayuda, les habían dado un artefacto mágico, una espada de luz, capaz de derrotar a cualquier enemigo. Ekapeka tomó la espada y, con el apoyo de sus amigos, se enfrentó a Zorgon en un épico combate.

La batalla fue intensa. Zorgon usaba su magia oscura para lanzar hechizos poderosos, pero Ekapeka, con la espada de luz, lograba bloquear y contraatacar. Sus amigos lo apoyaban desde atrás, atacando a Zorgon cuando podían y defendiéndose de las criaturas que los rodeaban.

Finalmente, Ekapeka logró herir gravemente a Zorgon, quien dejó caer el papiro. Con un último esfuerzo, Zorgon lanzó un poderoso hechizo, pero Tarek, valientemente, saltó frente a Ekapeka, recibiendo el golpe y salvando a su amigo. Con el papiro en sus manos, Ekapeka usó la espada de luz para destruir a Zorgon definitivamente.

Con el villano derrotado, los chicos regresaron al pueblo con el papiro. Los aldeanos los recibieron como héroes, y el papiro fue restaurado en su lugar, devolviendo la vida y la prosperidad al pueblo. Los chicos, agotados pero felices, sabían que era hora de regresar a casa.

Volvieron al portal y, con un último adiós a sus nuevos amigos, cruzaron de regreso al mundo real. Al llegar, se encontraron de nuevo en la tienda de antigüedades, donde el anciano los esperaba.

“Sabía que podían hacerlo”, dijo con una sonrisa. “El portal solo elige a aquellos con corazones valientes y puros”.

Ekapeka y sus amigos se miraron y sonrieron, sabiendo que habían vivido una aventura que nunca olvidarían. La amistad y el valor que demostraron en Minecraft los había unido aún más.

De regreso a casa, los chicos no podían esperar para contarle a todos sobre su increíble aventura. Sabían que siempre recordarían aquel día en que cruzaron un portal mágico y salvaron un pueblo en apuros. Y aunque estaban de vuelta en su mundo, sabían que la verdadera aventura era su amistad, una aventura que continuaría para siempre.

Fin.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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