Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de verdes montañas y campos de flores, una familia muy especial. Esta familia vivía en una acogedora casita con un jardín lleno de plantas y árboles frutales, y aunque vivían en un lugar tranquilo, sus corazones estaban llenos de magia y alegría. La familia estaba formada por Ángel, el papá, que siempre tenía una sonrisa para todos; Lola, la mamá, una mujer cariñosa y llena de energía; y sus dos hijas gemelas, Ángela y Sandra, dos niñas de 6 años que eran muy unidas y siempre jugaban juntas. Además, no podían olvidar a Yeika, su pequeña mascota, una perra juguetona y siempre lista para hacer reír a la familia.
Cada mañana, la familia comenzaba el día con una sonrisa. Ángel se encargaba de hacer el desayuno, mientras Lola organizaba todo en la casa. Las niñas, Ángela y Sandra, se despertaban temprano para jugar en el jardín con Yeika, quien les hacía compañía todo el tiempo. La familia era feliz, y su amor mutuo era tan grande que parecía que nada podría separarlos.
Un día, mientras jugaban en el jardín, Sandra le dijo a su hermana gemela:
—Ángela, ¿te has dado cuenta de que el jardín parece más brillante hoy?
Ángela miró a su alrededor y vio que las flores brillaban con una luz especial, como si estuvieran cubiertas de polvo de estrellas. Era algo mágico, algo que nunca habían visto antes.
—¡Tienes razón, Sandra! —dijo Ángela—. ¡El jardín está lleno de magia hoy!
Ambas miraron a Yeika, que corría feliz por el jardín, y la perra se detuvo frente a ellas, mirando hacia el árbol más grande del jardín, un árbol antiguo que siempre había estado ahí. Al parecer, el árbol estaba más grande que nunca y sus ramas parecían moverse con el viento, aunque no había brisa.
—¿Qué sucede con el árbol, mamá? —preguntó Ángela a Lola, que estaba cerca de la ventana.
Lola miró hacia afuera y, al ver el árbol, se acercó a las niñas.
—No estoy segura —dijo Lola, pensativa—. Pero creo que algo muy especial está ocurriendo. Vamos a ver qué pasa.
Ángel, que estaba en la cocina, escuchó la conversación y se unió a ellos. Juntos, la familia se acercó al árbol y, al tocar su tronco, algo increíble sucedió. Una pequeña puerta apareció en la base del árbol, como si hubiera estado allí todo el tiempo, esperando ser descubierta.
—¡Una puerta! —exclamó Sandra con los ojos muy abiertos.
—¿Deberíamos abrirla? —preguntó Ángela, mirando a sus padres.
Ángel y Lola se miraron y, después de un momento de duda, Lola sonrió.
—Si todos estamos juntos, seguro que nada malo puede pasar —dijo, animando a las niñas.
Con mucho cuidado, los cuatro comenzaron a empujar la puerta. Al abrirla, una luz suave y cálida salió del interior, como si un lugar lleno de magia estuviera esperando ser explorado. Todos miraron con asombro y, sin pensarlo dos veces, entraron.
Dentro del árbol, encontraron un mundo completamente diferente, un lugar lleno de colores brillantes, árboles con hojas de plata y flores que cantaban suavemente al viento. El aire olía a fresas y a miel, y parecía que todo en ese mundo estaba lleno de vida.
—¡Es un lugar mágico! —dijo Yeika, saltando felizmente de un lado a otro.
—¡Es maravilloso! —dijo Lola, mirando a su alrededor.
En ese lugar, todo parecía ser posible. De repente, una pequeña hada apareció volando frente a ellos. Era diminuta, con alas brillantes como el cristal y una sonrisa cálida.
—Bienvenidos, queridos viajeros —dijo el hada con una voz suave y melodiosa—. Soy Lira, y este es el Bosque de los Sueños, un lugar donde las familias como la suya pueden encontrar la magia que existe en el corazón de todos.
Cuentos cortos que te pueden gustar
Cacaito y el Secreto del Cacao Venezolano
La Noche de las Sombras y los Secretos Compartidos
Santiago y el Árbol Mágico de Frutas
Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.