Cuentos de Hadas

Selene y sus Amigas Hadas en el Bosque Encantado

Lectura para 2 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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Había una vez en un bosque encantado, cinco hadas muy especiales. Sus nombres eran Selene, Emily, Maiten, Sofía y Nerea. Cada una de ellas tenía un par de alas de un color diferente y vivían entre las flores y los árboles, rodeadas de magia y alegría.

Selene tenía las alas de color azul y un cabello largo y rubio que brillaba como el sol. Emily, con sus alas rosadas y su cabello rizado y rojo, siempre estaba llena de energía. Maiten, con alas verdes y cabello corto y marrón, era muy valiente y aventurera. Sofía, con sus alas moradas y su cabello negro, era la más sabia del grupo. Nerea, con alas amarillas y cabello ondulado y marrón, tenía una risa contagiosa que alegraba a todos.

Un día, las cinco hadas decidieron que querían hacer algo especial para celebrar su amistad. Se reunieron en un claro del bosque, donde las flores de todos los colores crecían y las mariposas volaban por todas partes.

Selene tuvo una idea brillante. —¿Y si creamos un jardín mágico con flores de todos los colores? Así, cada vez que alguien lo vea, recordará la importancia de la amistad y la belleza de estar juntos.

A las demás hadas les encantó la idea y empezaron a trabajar de inmediato. Emily usó su magia para hacer crecer rosas rosadas. Maiten hizo aparecer tulipanes verdes que brillaban con la luz del sol. Sofía creó orquídeas moradas que llenaron el aire con un dulce aroma. Nerea, con su risa encantadora, hizo brotar girasoles amarillos que seguían el movimiento del sol. Y Selene, con un toque de sus alas, hizo florecer azucenas azules que brillaban en la oscuridad.

Las hadas trabajaron juntas todo el día, riendo y cantando mientras plantaban su jardín. Cuando terminaron, el claro del bosque estaba lleno de colores brillantes y flores hermosas. Se sintieron muy orgullosas de su trabajo y se sentaron juntas para admirar su creación.

Mientras descansaban, escucharon un suave susurro entre los árboles. De repente, apareció un grupo de pequeños animales del bosque: conejitos, ardillas y pájaros que se acercaron curiosos para ver el nuevo jardín.

—¡Es hermoso! —dijo uno de los conejitos—. ¿Podemos quedarnos aquí y disfrutar del jardín con ustedes?

Selene y sus amigas sonrieron y asintieron. —¡Claro que sí! —dijo Selene—. Este jardín es para todos, porque la amistad y la belleza deben compartirse.

Los animales del bosque se unieron a las hadas y juntos pasaron el resto del día jugando y disfrutando del jardín mágico. Mientras el sol se ponía, el cielo se llenó de colores y las estrellas empezaron a brillar, haciendo que el jardín se viera aún más mágico.

Esa noche, Selene y sus amigas se dieron cuenta de algo muy importante. No solo habían creado un jardín hermoso, sino que también habían fortalecido su amistad y habían hecho nuevos amigos en el proceso.

Desde entonces, cada día en el bosque encantado era una nueva aventura. Selene, Emily, Maiten, Sofía y Nerea continuaron cuidando su jardín y compartiendo su alegría con todos los que pasaban por allí. Y siempre recordaron que la verdadera magia está en la amistad y en los momentos especiales que se comparten con los amigos.

Y así, en el bosque encantado, las hadas y los animales vivieron felices, cuidando el jardín y celebrando la belleza de la amistad y los colores que llenaban sus vidas.

Fin.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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