Cuentos de Terror

El Misterio de la Carretera Olvidada

Lectura para 11 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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En una tarde nublada, cuatro amigos, Enrique, Angelina, Zarife y Yuliana, emprendieron un viaje por carretera hacia una cabaña en las afueras de la ciudad. Con la promesa de un fin de semana lleno de aventuras, partieron con entusiasmo. Enrique, siempre el más serio del grupo, estaba al volante; Angelina, con su espíritu aventurero, navegaba; Zarife, el bromista, mantenía el ambiente alegre; y Yuliana, la soñadora, contemplaba el paisaje.

El viaje se prolongó más de lo esperado, y la oscuridad comenzó a caer. La tensión aumentaba en el auto mientras Enrique y Angelina discutían sobre la ruta. La atmósfera se cargaba de frustración, y los caminos conocidos dieron paso a senderos menos transitados. Sin que Enrique se diera cuenta, se desviaron hacia un camino de tierra, oscuro y solitario.

De repente, Yuliana, superada por la desesperación y el cansancio, abrió la puerta del auto y se lanzó al exterior. Enrique frenó bruscamente, y todos salieron precipitadamente del vehículo. Pero Yuliana había desaparecido, tragada por la oscuridad de la noche.

El miedo se apoderó del grupo. Enrique, Angelina y Zarife comenzaron a buscar a Yuliana, llamándola a gritos, pero no hubo respuesta. La carretera desierta y la densa oscuridad del bosque que los rodeaba les daba una sensación de aislamiento total.

Decidieron dividirse para buscarla. Enrique y Angelina tomaron un camino, mientras Zarife exploraba otro. La luna llena iluminaba débilmente el terreno, proyectando sombras inquietantes entre los árboles. Cada ruido, cada crujir de ramas, aumentaba la tensión.

Enrique y Angelina, mientras buscaban, encontraron una antigua casa abandonada. Con la esperanza de encontrar a Yuliana, entraron con cautela. La casa, consumida por el tiempo, tenía un aire siniestro. Puertas que rechinaban, ventanas rotas y una sensación escalofriante de estar siendo observados.

Mientras tanto, Zarife, perdido en sus pensamientos, se adentró más en el bosque. De repente, escuchó un leve susurro. Siguió el sonido hasta llegar a un claro donde encontró un antiguo pozo. Miró hacia abajo, pero solo vio oscuridad. Sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal cuando una voz suave y etérea susurró su nombre desde las profundidades.

Enrique y Angelina, al no encontrar nada en la casa, decidieron regresar al auto. Pero al salir, se dieron cuenta de que la casa parecía haber cambiado su posición, como si el bosque se hubiera movido a su alrededor. Desorientados y asustados, trataron de encontrar el camino de regreso.

Zarife, asustado por la voz en el pozo, corrió de vuelta hacia donde creía que estaba el auto. En su huida, tropezó con una figura que yacía en el suelo. Al acercarse, descubrió que era Yuliana, inconsciente pero viva. Desesperado, intentó despertarla, pero ella permanecía inmóvil.

Enrique y Angelina, después de vagar sin rumbo, finalmente encontraron a Zarife y a Yuliana. Juntos, trataron de reanimarla, pero fue inútil. Decidieron llevarla al auto y buscar ayuda lo antes posible. Sin embargo, al intentar regresar, se dieron cuenta de que el camino por el que habían venido había desaparecido. El bosque parecía cerrarse a su alrededor, los caminos cambiaban y la oscuridad se volvía más densa.

De repente, una luz tenue apareció entre los árboles. Siguiendo la luz, encontraron una pequeña cabaña iluminada. Al acercarse, una anciana les abrió la puerta. Les explicó que esa parte del bosque estaba maldita, y que los caminos cambiaban para atrapar a los viajeros desprevenidos. La única manera de romper la maldición era realizar un antiguo ritual que ella conocía.

Los amigos, desesperados por salvar a Yuliana y escapar del bosque, accedieron a realizar el ritual. La anciana les dio instrucciones precisas y comenzaron el proceso, que incluía dibujar símbolos en el suelo y recitar palabras en un idioma desconocido.

A medida que el ritual avanzaba, el bosque parecía retorcerse y gemir. Una niebla espesa rodeó la cabaña, y los sonidos del bosque se intensificaron. Yuliana, aún inconsciente, comenzó a convulsionar. Los amigos, aterrados pero decididos, continuaron con el ritual.

Finalmente, la anciana anunció que el ritual había terminado. La niebla se disipó lentamente, y el bosque recuperó su apariencia normal. Yuliana despertó, confundida pero ilesa. La anciana les indicó el camino seguro para salir del bosque y les advirtió que nunca volvieran.

Los cuatro amigos, aliviados, pero profundamente marcados por la experiencia, regresaron al auto y condujeron en silencio, alejándose lo más rápido posible de aquel lugar maldito. Aunque habían escapado, sabían que esa noche quedaría grabada en sus memorias para siempre, como un recordatorio de los misterios y peligros que pueden esconderse en los caminos menos transitados.

Fin.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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