En un pequeño pueblo, al borde de un oscuro bosque, vivían Giane, Alex y Ares. Giane era una adolescente con una vida tranquila, hasta que una serie de eventos extraños comenzaron a perturbar la paz del pueblo. Alex, un hombre de aspecto terrorífico y mirada inquietante, era conocido por todos por su soledad y su misteriosa casa en el corazón del bosque. Ares, por otro lado, era un hombre robusto y amable que siempre estaba dispuesto a ayudar a sus vecinos.
Una noche de luna llena, Giane se encontraba caminando cerca del bosque cuando escuchó ruidos extraños provenientes de la profundidad de los árboles. El miedo se apoderó de ella al ver una figura alta y oscura que parecía seguirla entre las sombras. Era Alex, quien, con su andar lento y pesado, avanzaba hacia ella con una mirada que helaba la sangre.
Desesperada, Giane comenzó a correr, tropezando entre las raíces y las piedras del camino. Sus gritos de miedo se perdían entre el susurro de las hojas y el viento frío de la noche. Justo cuando pensó que Alex la alcanzaría, apareció Ares, con una linterna en una mano y un bastón en la otra.
Ares se colocó entre Giane y Alex, su figura imponente era un muro frente al hombre tenebroso. Con voz firme, Ares le dijo a Alex que dejara en paz a la chica y que se marchara de allí. Alex, con una sonrisa siniestra, se detuvo y, después de mirarlos un momento, se dio la vuelta y desapareció entre los árboles.
Ares acompañó a Giane de vuelta al pueblo, asegurándose de que llegara sana y salva a su casa. La joven, aún temblando, le agradeció con lágrimas en los ojos. Ares, con una sonrisa reconfortante, le aseguró que no tenía por qué temer mientras él estuviera cerca.
Los días siguientes, el misterio sobre Alex y sus intenciones creció entre los habitantes del pueblo. Rumores comenzaron a esparcirse, algunos decían que Alex practicaba rituales extraños en su casa del bosque, otros que había hecho un pacto con algún ente oscuro del bosque.
Giane, decidida a no dejarse vencer por el miedo, comenzó a investigar sobre Alex. Descubrió que muchos años atrás, Alex había sido un hombre alegre y amable, pero la trágica pérdida de su familia en un incendio lo había cambiado por completo, sumiéndolo en la oscuridad y la soledad.
Con la ayuda de Ares, Giane planeó un encuentro con Alex. Querían entenderlo y ayudarlo si era posible. Una tarde, se adentraron en el bosque y llegaron a su casa. Con cautela, llamaron a la puerta. Alex les abrió, sorprendido de verlos. Invitados a entrar, observaron el interior de la casa, donde viejas fotos y objetos personales revelaban un pasado feliz que Alex había vivido.
Hablando con él, Giane y Ares descubrieron que Alex estaba atormentado por la culpa y el dolor. El recuerdo de su familia lo consumía cada día, y se refugiaba en el bosque buscando paz. Giane, con una comprensión nacida del coraje y la compasión, le ofreció su amistad y su ayuda para superar su dolor.
Con el tiempo, Alex comenzó a cambiar. Aceptó la ayuda de Giane y Ares, y poco a poco, la oscuridad que lo rodeaba se fue disipando. El pueblo, al ver el cambio, comenzó a aceptarlo de nuevo. Alex, agradecido, dedicó su vida a proteger el bosque y sus secretos, asegurándose de que ninguna otra tragedia perturbara la paz del lugar.
La noche del bosque susurrante se convirtió en una historia de redención y esperanza, demostrando que incluso en los momentos más oscuros, la compasión y la valentía pueden traer luz y cambiar destinos. Giane, Ares y Alex, unidos por circunstancias inesperadas, mostraron al pueblo que el miedo se puede vencer con entendimiento y amistad.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.