En las afueras de un pequeño pueblo, rodeado de densos bosques y colinas sombrías, se alzaba un antiguo hospital psiquiátrico. Sus paredes, desgastadas por el tiempo, ocultaban historias que pocos se atrevían a contar. En una de sus habitaciones, bajo la luz tenue de una lámpara, se encontraba Myles, un chico de 11 años con una mirada que reflejaba más misterios de los que su corta edad debería conocer.
Myles había sido internado en el hospital por varias razones que los doctores no lograban comprender del todo. Pesadillas constantes, visiones inquietantes y una extraña conexión con sucesos paranormales eran parte de su día a día. Su psiquiatra, Umma, una mujer seria y dedicada, era la única que parecía llegar a él de alguna manera.
Cada sesión con Umma se convertía en un viaje a los rincones más oscuros de la mente de Myles. Ella, con paciencia y profesionalismo, intentaba desentrañar los enigmas que lo atormentaban. Myles, aunque reacio al principio, comenzó a confiar en ella, revelando detalles de sus visiones que helaban la sangre.
Las historias de Myles eran escalofriantes. Hablaba de sombras que susurraban en la noche, de figuras espectrales que lo observaban desde los rincones de su habitación, y de un antiguo secreto enterrado bajo el hospital. Umma, escéptica pero intrigada, tomaba nota de cada palabra, intentando encontrar una explicación lógica a estos relatos.
Sin embargo, lo que comenzó como un caso clínico común, pronto se transformó en algo que desafiaba toda lógica. Una noche, mientras Myles descansaba, una sombra se deslizó por la habitación. No era una ilusión o un juego de luces; era real, palpable y amenazante. Myles, paralizado por el terror, observó cómo la sombra se acercaba lentamente a su cama.
Al día siguiente, Myles le contó a Umma lo sucedido. Ella, preocupada por su estado, decidió investigar más a fondo. Revisó archivos antiguos del hospital y descubrió una historia olvidada: décadas atrás, el hospital fue escenario de extraños sucesos y desapariciones inexplicables. Los pacientes hablaban de un ente oscuro que los acechaba en las noches, pero nadie les creyó.
Umma, armada con esta nueva información, confrontó a Myles. Él, con una mezcla de miedo y alivio, le reveló que esas sombras eran más que simples pesadillas; eran recuerdos de aquellos sucesos, recuerdos que de alguna manera habían encontrado refugio en su mente.
La situación se volvió más tensa cuando otros pacientes comenzaron a reportar visiones similares. El hospital, una vez un lugar de sanación, se convirtió en un nido de miedo y confusión. Umma, determinada a encontrar respuestas, decidió realizar una investigación nocturna en el hospital.
Lo que descubrió esa noche cambió su percepción de la realidad. Las sombras eran reales, seres de otro mundo que se alimentaban del miedo y la desesperación de los pacientes. Myles, con su sensibilidad especial, era como un faro para ellos, atrayéndolos sin querer.
Umma, enfrentando su propio miedo, ideó un plan para liberar a Myles y al hospital de estas entidades. Con la ayuda de Myles, realizó un ritual antiguo que había encontrado en los archivos, un ritual destinado a sellar la conexión entre los mundos.
La noche del ritual, el hospital se llenó de susurros y sombras. Myles y Umma, rodeados de símbolos protectores, comenzaron a recitar las antiguas palabras. Las sombras se arremolinaron a su alrededor, furiosas y desesperadas por detenerlos. Pero su determinación era más fuerte.
Con el último verso del ritual, una luz brillante inundó la habitación, disipando las sombras y devolviendo la paz al hospital. Myles, exhausto pero libre de su tormento, miró a Umma con gratitud. Ella, con una sonrisa, sabía que habían vencido algo más grande que sus propios miedos.
Tras esa noche, el hospital volvió a ser un lugar de sanación. Myles, ya sin sombras que lo atormentaran, pudo comenzar su verdadero camino hacia la recuperación. Umma, por su parte, se convirtió en una defensora de aquellos que luchaban contra enemigos invisibles, armada con el conocimiento de que a veces, la realidad supera la ficción.
Después del ritual, la vida en el hospital cambió por completo. Las noches se volvieron tranquilas y los pacientes comenzaron a recuperarse a un ritmo sorprendente. Myles, ahora libre de las sombras, empezó a mostrar un interés en ayudar a otros niños que, como él, habían sido atormentados por miedos y pesadillas.
Umma, impresionada por el cambio en Myles, le propuso trabajar en un proyecto especial. Juntos, crearon un grupo de apoyo para niños afectados por traumas psicológicos. Myles se convirtió en un ejemplo de superación, compartiendo su experiencia y mostrando a otros que era posible vencer sus miedos.
Sin embargo, la paz no duraría para siempre. Una noche, mientras Myles ayudaba a un niño llamado Eli, un nuevo paciente, empezó a sentir una extraña sensación. Eli hablaba de sombras similares a las que Myles había enfrentado, pero había algo diferente, algo más oscuro y amenazante.
Myles le contó a Umma sobre sus sospechas. Juntos, decidieron investigar el historial de Eli. Descubrieron que Eli venía de un pequeño pueblo donde se habían reportado varios casos de desapariciones misteriosas. Al parecer, estas desapariciones estaban relacionadas con una antigua leyenda del pueblo sobre un ser conocido como «El Devorador de Sueños».
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.