En una pequeña ciudad de China, rodeada de montañas milenarias y ríos que susurraban antiguas leyendas, se encontraba una antigua universidad conocida por todos no solo por su sabiduría, sino por un misterio que había perdurado a través de los años. Wang, un joven estudiante lleno de curiosidad y valentía, había escuchado las historias que circulaban entre los pasillos y aulas: el fantasma de un antiguo profesor de matemáticas que aún deambulaba por la universidad.
Una noche, cuando la luna llena bañaba la universidad con su luz plateada, Wang decidió que era el momento de descubrir la verdad. Con una linterna en mano y el corazón lleno de aventura, se adentró en el edificio principal, cuyos pasillos largos y silenciosos parecían guardar secretos en cada esquina.
Guiado por los susurros de la brisa nocturna, Wang llegó frente a un aula que, según las historias, era donde el profesor pasaba sus noches resolviendo ecuaciones y fórmulas complejas. La puerta estaba entreabierta, invitando a cualquier valiente a descubrir sus secretos. Con una respiración profunda, Wang empujó la puerta y entró.
El aula estaba bañada en la luz de la luna, que se filtraba a través de las ventanas altas, creando sombras danzantes en las paredes. Al principio, Wang no vio nada inusual, solo el aula vacía con sus pupitres y pizarrón lleno de números y ecuaciones. Pero entonces, sintió una presencia; una sensación de no estar solo.
Con valentía, Wang levantó su linterna y exploró el aula. Fue entonces cuando lo vio: al fondo del salón, una figura se materializó frente al pizarrón. Era el profesor, con una tiza en la mano, resolviendo un problema matemático que parecía no tener fin.
Wang, aunque sorprendido, no sintió miedo. Recordó las historias que decían que el profesor era un apasionado de las matemáticas y que, incluso en el más allá, seguía enseñando y resolviendo ecuaciones. Con una voz temblorosa, pero firme, Wang habló: «Profesor, ¿puedo ayudarlo?»
La figura se detuvo y se giró hacia Wang, y aunque su rostro era difícil de discernir, Wang pudo sentir una mirada de sorpresa y, luego, de agradecimiento. El profesor señaló el problema en el pizarrón, invitando a Wang a resolverlo junto a él.
Así comenzó una noche mágica en la que Wang y el fantasma del profesor trabajaron juntos, resolviendo problemas matemáticos que desafiaban la mente y el espíritu. Wang, que siempre había tenido dificultades con las matemáticas, encontró en el profesor a un maestro paciente y sabio, que le enseñó no solo fórmulas y teoremas, sino el amor por el conocimiento.
Cuando el primer rayo de sol comenzó a iluminar el aula, el profesor se desvaneció, dejando tras de sí el pizarrón lleno de soluciones y a Wang con una sensación de satisfacción y asombro. Había pasado la noche con un fantasma, sí, pero más importante aún, había descubierto la belleza de las matemáticas y la verdad detrás del misterio.
Wang salió del aula con la promesa de volver, no solo para aprender más matemáticas, sino para agradecer al profesor por una lección que iba más allá de los números: el valor de enfrentar los miedos y la importancia de seguir curioso y abierto a los misterios del mundo.
La historia de Wang se difundió por la universidad, transformando el miedo en admiración y respeto hacia el profesor fantasma. Y aunque algunos aún dudaban de su encuentro, Wang sabía la verdad: en los pasillos y aulas de la antigua universidad, la sabiduría y los misterios esperaban a aquellos valientes suficientes para buscarlos.
Y así, la universidad no solo siguió siendo un lugar de aprendizaje, sino también un recordatorio de que, a veces, los misterios y las leyendas pueden enseñarnos las lecciones más importantes de la vida.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.