Cuentos de Valores

La Cabaña de Blanca

Lectura para 4 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

Puntuación:

0
(0)
 

Compartir en WhatsApp Compartir en Telegram Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir por correo electrónico
0
(0)

Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de naturaleza, una niña llamada Blanca. Blanca tenía 4 años, pelo rubio como los rayos del sol y ojos verdes como las hojas frescas de primavera. Aunque Blanca era una niña muy especial, pues tenía autismo, esto no le impedía disfrutar de su maravilloso mundo.

Blanca vivía con sus amorosos padres, David y Marta, y cada día iba a la escuela donde su profesora Laia y sus compañeros de clase la esperaban con cariño. Aunque a veces el mundo podía ser abrumador para ella, con ruidos fuertes y situaciones desconocidas, Blanca encontró su propio refugio: una cabaña en medio de la selva imaginaria de su mente.

La cabaña era su lugar seguro, donde los sonidos del mundo exterior se transformaban en melodías suaves y donde los colores brillaban con una luz especial. Blanca había construido su cabaña con la ayuda de sus padres y su imaginación. Tenía paredes de suaves hojas verdes y un techo que parecía el cielo azul. En su interior, Blanca guardaba sus tesoros: dibujos de flores y pequeños insectos, y una colección de rotuladores de colores con los que daba vida a sus creaciones.

Un día, mientras Blanca estaba en su cabaña, escuchó voces afuera. Eran sus compañeros de clase que habían venido a visitarla. Al principio, Blanca se sintió nerviosa, pero recordó la ventana que había dejado abierta al mundo. A través de ella, sus amigos podían ver los dibujos que había hecho y las historias que había creado.

Los niños se asombraron con los dibujos de Blanca y quisieron aprender más sobre las flores y los insectos que ella conocía tan bien. Blanca, con suavidad, comenzó a hablarles de sus dibujos, explicando cada detalle con pasión. Los niños escuchaban atentos y pronto, la música y los ruidos que antes molestaban a Blanca se convirtieron en risas y conversaciones amistosas.

La profesora Laia observaba desde lejos, sonriendo al ver cómo Blanca interactuaba con sus compañeros. Sabía que este era un gran paso para ella y se sentía orgullosa de los progresos que Blanca había hecho. Marta y David también se unieron, felices de ver a su hija compartiendo su mundo con los demás.

Con el tiempo, la cabaña de Blanca se convirtió en un lugar de encuentro, donde todos los niños del pueblo venían a jugar y aprender. Blanca les enseñaba sobre la naturaleza y ellos le mostraban juegos nuevos. Juntos, crearon un mundo donde la diferencia era una aventura y no un obstáculo.

La historia de Blanca nos enseña que todos tenemos un lugar especial donde nos sentimos seguros y comprendidos. Nos recuerda que, con paciencia y amor, podemos abrir nuestras ventanas al mundo y compartir lo mejor de nosotros. Y así, Blanca y sus amigos vivieron muchas aventuras, siempre recordando que la verdadera magia está en aceptarnos tal y como somos.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado, pero la historia de Blanca y sus amigos continúa cada día, en cada dibujo, en cada flor y en cada pequeño insecto que con amor se estudia y se respeta.

Este cuento es un homenaje a la diversidad y la inclusión, recordándonos que cada persona brilla con luz propia y que todos merecemos un lugar donde sentirnos seguros y queridos. Espero que disfrutes de la ilustración que acompaña esta historia y que Blanca y su cabaña inspiren a muchos niños y niñas a construir sus propios mundos maravillosos.

image_pdfDescargar Cuentoimage_printImprimir Cuento

¿Te ha gustado?

¡Haz clic para puntuarlo!

Comparte tu historia personalizada con tu familia o amigos

Compartir en WhatsApp Compartir en Telegram Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir por correo electrónico

¿Te ha gustado?

¡Haz clic para puntuarlo!

Cuentos cortos que te pueden gustar

autor crea cuentos e1697060767625
logo creacuento negro

Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

Deja un comentario