Cuentos de Valores

Un Día en la Vida de Neil y Croquetilla

Lectura para 2 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de colinas verdes y campos florecidos, un niño llamado Neil que vivía con su papá en una casita acogedora al final del camino. Neil era un niño curioso y alegre, siempre listo para la aventura, y su papá era su compañero perfecto, siempre dispuesto a explorar el mundo junto a su hijo.

Un día, decidieron que sería una buena idea hacer algo diferente. Neil había escuchado hablar de Croquetilla, una chica que vivía al otro lado del pueblo, conocida por su amor hacia los animales y su peculiar gato llamado Trece, que tenía el don de hacer reír a cualquiera con sus travesuras. Neil y su papá pensaron que sería maravilloso pasar un día rodeados de animales y, por supuesto, ¡de chocolate!

Así, con una canasta llena de chocolates y delicias, Neil y su papá se dirigieron a la casa de Croquetilla. Al llegar, se encontraron con una escena maravillosa: Croquetilla estaba en el jardín, rodeada de conejos, pájaros y mariposas, mientras Trece, el gato, jugueteaba feliz entre ellos. El cielo estaba azul y claro, y el sol brillaba, prometiendo un día perfecto para la aventura.

«¡Bienvenidos!» exclamó Croquetilla con una sonrisa. «Estaba esperando que vinieran. ¡Trece y yo tenemos muchas ganas de compartir este hermoso día con ustedes!»

Neil y su papá se unieron a la fiesta al aire libre, extendiendo una manta sobre el verde césped y colocando la canasta de chocolates en el centro. Todos se sentaron alrededor, ansiosos por comenzar el picnic. Trece, curioso como siempre, olfateaba los chocolates, pero Croquetilla le recordó con dulzura que los chocolates eran solo para los humanos.

Mientras comían y reían, los animales del bosque se acercaban cautelosamente, atraídos por la alegría y los deliciosos aromas. Neil, maravillado, observaba cómo conejos y pájaros se unían a ellos, compartiendo el espacio en armonía.

«¿Sabes?» comenzó Croquetilla, mirando a Neil con ojos brillantes. «Cada animal que nos visita hoy tiene una historia, al igual que nosotros. Y al compartir este día juntos, creamos una nueva historia, una de amistad y alegría.»

Neil asintió, comprendiendo. Era verdad; cada risa compartida, cada chocolate disfrutado, y cada momento pasado con estos nuevos amigos estaba tejiendo una historia especial, una que recordarían por siempre.

El día pasó entre juegos y risas. Neil y Croquetilla, con la ayuda de sus padres, construyeron pequeñas casas de ramas para los pájaros y escondites secretos para los conejos, mientras Trece supervisaba el trabajo, asegurándose de que todo estuviera en orden.

Cuando el sol comenzó a bajar, teñiendo el cielo de naranja y rosa, sabían que era hora de despedirse. Neil y su papá agradecieron a Croquetilla y Trece por un día inolvidable, prometiendo volver pronto para crear más recuerdos juntos.

Mientras caminaban de regreso a casa, Neil miró hacia atrás, viendo cómo el sol se ponía detrás de la colina, y sonrió. Había aprendido algo valioso ese día: la amistad y la alegría eran los más dulces de los chocolates, capaces de hacer cualquier día, uno perfecto.

Y así, con corazones llenos y espíritus alegres, Neil y su papá volvieron a casa, sabiendo que las aventuras del día habían tejido lazos de amistad que durarían para siempre.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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