En un pequeño pueblo rodeado de majestuosas montañas y frondosos bosques, vivían cinco amigos muy especiales: Jhoan, Hellen, Santiago, Celeste e Iker. Estos amigos no eran niños comunes y corrientes, sino niños con habilidades mágicas y monstruosas que los hacían únicos y muy unidos.
Jhoan tenía la habilidad de la visión zombi, lo que le permitía ver a través de las paredes y objetos. Era muy útil cuando alguien perdía algo, porque Jhoan podía encontrarlo en un abrir y cerrar de ojos. Hellen, por otro lado, era una pequeña bruja con una varita mágica que podía hacer hechizos increíbles. Podía convertir una piedra en una flor o hacer aparecer caramelos de la nada.
Santiago era increíblemente rápido, como un hombre lobo. Podía correr a velocidades que ningún otro niño podía alcanzar, lo que lo hacía excelente en los juegos de carreras y cuando necesitaban hacer algo rápidamente. Celeste era una momia, su cuerpo estaba envuelto en tela mágica. Ella tenía el poder de envolver cualquier cosa con su tela, protegiéndolo o arreglándolo en un instante. Y finalmente, Iker, el niño dragón, podía crear lluvia con solo desearlo. Llenaba el cielo de nubes y gotas de agua mágicas, lo que era muy útil en los días calurosos de verano.
Un día, mientras jugaban en el bosque, los cinco amigos encontraron un mapa antiguo escondido bajo una roca. El mapa parecía indicar la ubicación de un tesoro mágico escondido en lo profundo del bosque. Emocionados por la aventura, decidieron seguir el mapa y encontrar el tesoro.
El camino no fue fácil. Tuvieron que cruzar ríos, escalar montañas y atravesar oscuros túneles. Pero gracias a sus habilidades mágicas, lograron superar todos los obstáculos. Jhoan usó su visión zombi para encontrar el camino correcto cuando se perdieron. Hellen utilizó su varita mágica para crear puentes y despejar el camino. Santiago corrió a toda velocidad para buscar ayuda cuando la necesitaban. Celeste protegió a sus amigos de peligros con su tela mágica, e Iker hizo llover cuando necesitaban agua.
Finalmente, llegaron a una cueva oculta detrás de una cascada. Según el mapa, el tesoro estaba dentro. Entraron en la cueva y encontraron un cofre antiguo cubierto de polvo. Con emoción, abrieron el cofre y encontraron un libro mágico. El libro contenía hechizos y secretos que les permitirían mejorar sus habilidades y ayudar a más personas en su pueblo.
Desde ese día, los cinco amigos se convirtieron en los héroes del pueblo. Usaron sus habilidades mágicas para ayudar a todos y hacer de su hogar un lugar mejor. Jhoan ayudaba a encontrar objetos perdidos, Hellen hacía aparecer comida y juguetes para los niños, Santiago corría a buscar ayuda en emergencias, Celeste reparaba todo lo que se rompía, e Iker traía lluvia cuando las cosechas lo necesitaban.
Y así, los cinco amigos vivieron muchas más aventuras juntos, siempre unidos por su amistad y sus habilidades mágicas.
Fin.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.