Ely tenía 28 años, era una muchacha delgada de piel blanca y cabello largo y castaño. Había pasado por un momento difícil recientemente; su relación con Gaby, una chica de cabello negro y piel blanca, había terminado de manera abrupta y dolorosa. Ely sentía que su corazón estaba roto en mil pedazos y que nunca podría volver a sentir la misma felicidad que una vez tuvo.
Un día, mientras se encontraba en su apartamento mirando melancólicamente por la ventana, su amigo Mauricio, un chico de cabello rubio y rizado, decidió visitarla. Mauricio era un amigo de confianza y siempre sabía cómo animarla.
«Ely, necesitas salir y distraerte un poco,» le dijo Mauricio con una sonrisa amable. «Quiero presentarte a alguien. Es mi mejor amiga, Carol. Creo que te caerá muy bien.»
Ely dudó por un momento, pero finalmente aceptó. Necesitaba cambiar de aires y quizás conocer gente nueva le ayudaría a sanar su corazón roto. Mauricio organizó una salida para el 26 de diciembre. Junto a Mauricio y Carol, también asistirían Andy, un chico de piel oscura y ojos verdes, y Liber, un chico de piel clara con barba negra y corta.
El día llegó y Ely se encontró con sus amigos en la calle Enramadas. La ciudad estaba llena de vida, con tiendas coloridas y puestos de comida que ofrecían deliciosos «chupa chupas». Ely vestía un sencillo vestido azul que resaltaba su cabello castaño y sus ojos llenos de esperanza.
Carol llegó poco después. Era una muchacha hermosa, con el cabello negro y unos ojos grandes y preciosos. Tenía anchas caderas y un lindo trasero, algo que no pasó desapercibido para Ely. Desde el primer momento en que se vieron, hubo una chispa entre ellas. Aunque ambas eran muy tímidas, no podían dejar de sonreírse mutuamente.
El grupo caminó por Enramadas, disfrutando de la animada atmósfera y probando los «chupa chupas» de diferentes sabores. Ely y Carol intercambiaban miradas furtivas y sonrisas tímidas, sintiendo una conexión especial que las unía.
Después de pasear un rato, decidieron ir a un restaurante cercano para cenar. El ambiente era cálido y acogedor, y el grupo se sentó en una mesa redonda, charlando y riendo juntos. A pesar de estar rodeadas de amigos, Ely y Carol no podían quitarse la vista de encima. Era evidente que había algo mágico entre ellas.
Al final de la noche, cuando se despidieron, Ely le dio a Carol un beso en la mejilla. Fue un gesto simple, pero lleno de significado. Carol sonrió y le devolvió el beso, sintiendo que había encontrado a alguien especial.
Apenas Ely llegó a su casa, no pudo contener sus emociones. Tomó su celular y escribió un mensaje a Carol por WhatsApp. «Hola, Carol. Me encantó conocerte hoy. ¿Te gustaría salir otra vez pronto?»
Carol respondió casi de inmediato. «Hola, Ely. A mí también me encantó conocerte. Me encantaría salir otra vez. ¿Qué te parece mañana por la tarde?»
Y así comenzó su historia de amor. Ely y Carol empezaron a verse con más frecuencia, descubriendo poco a poco las cosas que las hacían felices y los intereses que compartían. Paseaban por parques, iban al cine y exploraban nuevos restaurantes en la ciudad. Cada momento juntas era especial y lleno de alegría.
Un día, mientras caminaban por la playa, Ely tomó la mano de Carol y le dijo: «Carol, no sabes cuánto has cambiado mi vida. Llegaste en un momento en que pensaba que nunca volvería a ser feliz, y ahora me siento más viva que nunca.»
Carol sonrió y apretó la mano de Ely. «Tú también has cambiado mi vida, Ely. Cada día a tu lado es una nueva aventura, y no puedo esperar a ver qué nos depara el futuro.»
La relación entre Ely y Carol se fortalecía cada día. Encontraron en la otra un apoyo incondicional y una compañía que les hacía sentir seguras y amadas. Aprendieron a confiar y a ser vulnerables, compartiendo sus sueños y miedos más profundos.
Una tarde, mientras tomaban un café en su lugar favorito, Carol miró a Ely y le dijo: «Ely, quiero que sepas que estoy completamente enamorada de ti. Eres la persona más increíble que he conocido, y quiero pasar el resto de mi vida a tu lado.»
Ely sintió que su corazón latía con fuerza. «Carol, yo también te amo. Nunca pensé que encontraría a alguien tan especial. Eres todo lo que siempre he soñado y más.»
Desde ese momento, Ely y Carol decidieron mudarse juntas. Encontraron un acogedor apartamento en el centro de la ciudad, donde podían construir su vida y su futuro juntas. Decoraron el lugar con fotos y recuerdos de sus momentos compartidos, creando un hogar lleno de amor y felicidad.
Los amigos de Ely y Carol, incluidos Mauricio, Andy y Liber, las apoyaron en cada paso de su relación. Celebraron su amor y las acompañaron en todas las etapas importantes de su vida juntas.
Un año después de haberse conocido, Ely decidió organizar una sorpresa especial para Carol. Planeó una cena romántica en su restaurante favorito, con velas y flores por todas partes. Carol llegó al lugar y quedó impresionada por la belleza de la decoración.
Ely se levantó de su asiento y tomó la mano de Carol. «Carol, este último año ha sido el mejor de mi vida. No puedo imaginar mi futuro sin ti. Quiero pedirte algo muy especial.»
Carol miró a Ely con ojos llenos de amor y emoción. «¿Qué es, Ely?»
Ely sacó una pequeña caja de su bolsillo y la abrió, revelando un anillo hermoso. «Carol, ¿quieres casarte conmigo?»
Carol sintió que las lágrimas llenaban sus ojos. «¡Sí, Ely! ¡Claro que sí! Quiero pasar el resto de mi vida contigo.»
Ely deslizó el anillo en el dedo de Carol, y ambas se abrazaron con fuerza. La emoción y la felicidad llenaban el aire, y sabían que su amor solo seguiría creciendo con el tiempo.
La boda de Ely y Carol fue una celebración de amor y amistad. Estuvieron rodeadas de sus seres queridos, quienes compartieron su alegría y felicidad. La ceremonia fue hermosa y emotiva, y Ely y Carol prometieron amarse y apoyarse por siempre.
La vida de Ely y Carol estuvo llena de momentos maravillosos. Juntas, enfrentaron los desafíos que se les presentaron y celebraron cada triunfo. Su amor y dedicación mutua fueron un ejemplo para todos los que las conocieron.
Con el tiempo, Ely y Carol decidieron ampliar su familia. Adoptaron a un adorable perro llamado Max, que llenó sus días de diversión y alegría. Max se convirtió en un miembro querido de la familia, y las acompañó en todas sus aventuras.
A lo largo de los años, Ely y Carol siguieron construyendo recuerdos y viviendo su amor plenamente. Se apoyaron mutuamente en sus carreras y proyectos personales, y siempre encontraron tiempo para disfrutar de la compañía del otro.
Un día, mientras paseaban por el parque con Max, Carol miró a Ely y dijo: «Ely, hemos vivido tantas cosas juntas. No puedo imaginar mi vida sin ti. Gracias por ser mi compañera y mi amor.»
Ely sonrió y respondió: «Carol, tú eres mi mundo. Estoy agradecida por cada momento que hemos compartido y por los muchos más que vendrán. Te amo más de lo que las palabras pueden expresar.»
Y así, Ely y Carol vivieron felices, construyendo una vida llena de amor, respeto y complicidad. Su historia de amor fue un testimonio de que el verdadero amor puede sanar cualquier herida y traer una felicidad duradera.
El amor entre Ely y Carol fue eterno, y su historia inspiró a muchos a creer en la magia del amor verdadero. En un mundo lleno de desafíos, encontraron en el otro un refugio seguro y una fuente inagotable de alegría.
Así, el amor de Ely y Carol perduró a lo largo del tiempo, demostrando que cuando dos corazones se encuentran y se aman de verdad, nada es imposible. Juntas, enfrentaron el mundo y encontraron en el otro la fuerza y el amor para seguir adelante.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.