En una colorida casa a la orilla de un pueblo, vivía Tom, un perrito chiquitito pero con un corazón gigante. Sus ojos brillantes siempre estaban llenos de entusiasmo y su cola no dejaba de moverse de un lado a otro, mostrando su constante alegría.
Cada mañana, Tom esperaba ansiosamente el momento de ir al parque. Le encantaba sentir la brisa en su pelaje y correr libremente por el pasto. Sin embargo, a pesar de su deseo de jugar, los otros perros del parque no querían hacerlo con él.
Lo veían tan pequeñito que pensaban que podría lastimarse.
Un día, mientras exploraba un rincón olvidado del parque, Tom encontró una botellita brillante con una etiqueta que decía «Poción Mágica». Sin pensarlo mucho, tomó un sorbo, esperando que algo mágico sucediera.
Y vaya que sucedió. En cuestión de segundos, Tom comenzó a crecer… ¡Y a crecer! De ser el perrito más pequeño del parque, pasó a ser el más grande.
Más grande que el tobogán, más grande que los árboles, ¡incluso más grande que la fuente del centro!
Los otros perros se quedaron asombrados. Ahora todos querían jugar con él. Tom se sentía feliz y especial. Durante todo el día, fue el rey del parque. Jugaba a la pelota con los perros más grandes, les enseñaba trucos y todos lo seguían como si fuera su líder.
Sin embargo, al caer la noche, Tom comenzó a sentirse extraño. De repente, comenzó a encogerse hasta volver a su tamaño original. Los demás perros, al verlo tan pequeñito nuevamente, decidieron que ya no querían jugar con él.
Tom se sintió triste y desilusionado. Regresó a casa con la cabeza gacha. Pero al entrar, su familia lo recibió con abrazos y caricias. Se dieron cuenta de lo especial que era Tom, sin importar su tamaño.
Conclusión:
Al día siguiente, Tom regresó al parque con una actitud diferente. Aunque algunos perros no querían jugar con él, Tom decidió disfrutar y ser él mismo.
Poco a poco, los demás se dieron cuenta de que el tamaño no importa cuando se tiene un corazón grande. Y Tom aprendió que no necesitaba pociones mágicas para ser especial, porque lo verdaderamente mágico estaba en su interior.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.