Érase una vez, en un lugar muy alegre y colorido, un personaje especial llamado Letra S. Letra S era una letra muy amigable, con ojos grandes y una gran sonrisa. Siempre estaba feliz, porque le encantaba hacer nuevos amigos en el bosque.
Un día, mientras exploraba su hogar, el Bosque Alegre, Letra S decidió que quería conocer a más animales. “Hoy será un gran día para hacer nuevos amigos”, se dijo. Así que se puso en marcha, saltando y girando, haciendo ruido con su risa contagiosa.
Primero, se encontró con un pequeño ardillita. “¡Hola, ardillita! ¿Cómo te llamas?”, preguntó Letra S con entusiasmo. La ardillita, que estaba recogiendo nueces, levantó la vista y sonrió. “¡Hola, Letra S! Soy Susi la Ardillita. ¡Es un placer conocerte!”, respondió.
“¡El placer es mío, Susi! ¿Quieres jugar conmigo?”, preguntó Letra S. Susi, emocionada, dijo: “¡Sí, me encantaría! ¿Qué juego haremos?”.
Letra S pensó un momento y luego dijo: “¡Juguemos a encontrar palabras que empiecen con la letra S!”.
“¡Genial! Empecemos”, exclamó Susi. Ambas comenzaron a correr por el bosque, mirando a su alrededor. Letra S dijo: “Mira, ahí hay un sol brillante. ¡Sol empieza con S!”.
“¡Sí! Y también hay un sombrero en la casa del árbol. ¡Sombrero empieza con S!”, gritó Susi, emocionada. Juntas continuaron buscando palabras, llenando el bosque de risas.
Después de un rato, decidieron descansar bajo un gran árbol. Mientras estaban sentadas, Letra S miró a su alrededor y vio algo curioso. “¿Qué es eso que brilla?”, preguntó.
Susi se asomó y vio un pequeño caracol que se movía lentamente. “¡Es un caracol! Se llama Slim”, dijo. Letra S se acercó y saludó al caracol. “¡Hola, Slim! ¿Te gustaría unirte a nosotros en nuestro juego?”, preguntó.
Slim levantó la cabeza, un poco tímido. “No estoy seguro. No soy tan rápido como ustedes”, respondió con voz suave.
“No importa, Slim. Lo importante es divertirnos. Además, puedes ayudarnos a encontrar más palabras”, dijo Letra S, animándolo. Slim sonrió tímidamente y aceptó unirse.
Así que los tres amigos comenzaron a jugar. Cada vez que encontraban una palabra que comenzaba con la letra S, hacían una pequeña fiesta. “¡Sopa!”, decía Letra S. “¡Sapo!”, decía Susi. “¡Seda!”, decía Slim.
La tarde avanzaba y el bosque se llenaba de sonidos alegres. De repente, Letra S tuvo una gran idea. “¡Hagamos un concurso! Veremos quién puede encontrar más palabras que empiecen con la letra S”, propuso.
“¡Sí! ¡Eso suena divertido!”, gritaron Susi y Slim. Así que comenzaron a contar. Cada vez que alguien encontraba una palabra, daban un salto de alegría. “¡Silla!”, dijo Susi. “¡Soleado!”, gritó Slim. “¡Sorpresa!”, exclamó Letra S.
Al final del concurso, todos habían encontrado muchas palabras. “¡Estamos felices!”, dijeron al unísono.
Fue entonces cuando el sol comenzó a esconderse detrás de las montañas. “Debemos volver a casa antes de que anochezca”, dijo Letra S. “Sí, es hora de irse”, agregó Susi. Slim asintió, aunque un poco triste porque se había divertido mucho.
“Podemos jugar otra vez mañana”, dijo Letra S, sonriendo. “Siempre podemos encontrar nuevas palabras”. Susi y Slim se despidieron y prometieron volver al día siguiente.
Mientras se alejaban, Letra S sintió una gran felicidad en su corazón. “Hoy fue un día maravilloso. Hicimos nuevos amigos y jugamos juntos”, pensó.
Al llegar a su casa, Letra S miró al cielo. Las estrellas comenzaban a brillar. “Mañana será otro gran día”, se dijo. Y con esa idea en mente, se acomodó en su cama, lista para soñar con más aventuras en el Bosque Alegre.
Conclusión:
La historia de Letra S y sus amigos nos enseña que la amistad y el juego son importantes. A veces, la diversión se encuentra en las cosas más simples, como jugar a encontrar palabras y disfrutar de la compañía de los amigos. Al día siguiente, Letra S sabía que volvería al bosque para crear más recuerdos y seguir aprendiendo.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.