Cuentos Clásicos

Los Ojos de Tomate de Laura

Lectura para 4 años

Tiempo de lectura: 5 minutos

Español

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Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de colinas y ríos cristalinos, una niña llamada Laura. Laura tenía el cabello tan dorado como los rayos del sol y unos ojos azules como el cielo en un día despejado. Pero lo que hacía especial a Laura no era solo su sonrisa radiante, sino la silla de ruedas que la acompañaba a todas partes.

Laura vivía con su amorosa familia: su padre Lucas, su madre Lara y su fiel compañero Gaspar, un perro juguetón con manchas marrones y una cola que no dejaba de moverse. Aunque Laura se sentía bendecida por tener una familia que la quería, a menudo se encontraba triste y frustrada. Veía a los otros niños correr y jugar, y deseaba con todo su corazón poder unirse a ellos.

Un día, después de volver del colegio, Laura no pudo contener las lágrimas. “¿Por qué yo?” se preguntaba mientras las lágrimas caían por sus mejillas. Su madre Lara, con una voz suave y reconfortante, intentaba consolarla. “Cada lágrima que derramas es una muestra de tu fuerza, mi querida Laura. Pero recuerda, llora solo por las cosas que realmente importan.”

Lucas, su padre, se acercó con una sonrisa y se sentó a su lado. “Déjame contarte una historia,” dijo, y comenzó a relatar el cuento de una niña que lloraba por todo, tanto que sus ojos se convirtieron en tomates. Laura escuchaba atentamente, imaginando cómo sería tener ojos de tomate.

Esa noche, Laura no podía dejar de llorar, incluso después de recordar la historia de su padre. Se durmió con los ojos hinchados y el corazón pesado. Al despertar, se llevó una gran sorpresa al ver su reflejo en el espejo: ¡sus ojos se habían transformado en dos grandes tomates rojos y jugosos!

“¡Papá, mamá, mirad!” gritó Laura. Sus padres corrieron a su habitación, y Lucas recordó el final del cuento que había contado la noche anterior. “La niña del cuento pidió un deseo a la estrella más brillante del cielo y se curó,” explicó. “Quizás deberías intentarlo también.”

Esa noche, Laura miró al cielo estrellado en busca de la estrella más brillante. Con toda la esperanza de su corazón, le pidió que le devolviera sus preciosos ojos azules y prometió que a partir de ese momento, solo lloraría por cosas verdaderamente importantes.

Al amanecer, Laura sintió una sensación cálida y familiar. Se apresuró a mirarse en el espejo y, para su alegría, sus ojos habían vuelto a la normalidad. Desde ese día, con la ayuda de especialistas y el apoyo incondicional de su familia, Laura aprendió a enfrentar los desafíos con una nueva perspectiva. Ya no lloraba por todo; en cambio, encontraba motivos para sonreír y agradecer cada día.

La historia de Laura se extendió por el pueblo, inspirando a todos a apreciar las pequeñas alegrías de la vida. Y aunque su discapacidad seguía siendo parte de ella, Laura demostró que la verdadera fuerza viene del corazón.

Y así, Laura y su familia vivieron muchos días felices, llenos de amor, risas y aventuras. Gaspar, el perro fiel, siempre estaba a su lado, recordándoles que la vida es un regalo que debe ser celebrado, sin importar los obstáculos que se presenten.

Fin

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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