Cuentos de Terror

La Casa de las Sombras

Lectura para 11 años

Tiempo de lectura: 5 minutos

Español

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En un pequeño pueblo rodeado de colinas y bosques, vivía una familia compuesta por cuatro personas: Antonella, conocida cariñosamente como Antito, su hermana mayor Bianca, Mamá Débora y Papá Rubén. Antonella era una niña muy buena que usaba lentes para ver las cosas más lindas y tenía el cabello castaño. Bianca, su hermana mayor, era muy inteligente y tenía el cabello castaño lleno de rizos. Mamá Débora era cosmetóloga, y Papá Rubén pasaba todo el día manejando su camioneta.

La familia vivía en una casa antigua al final de una calle arbolada. La casa era grande y tenía muchas habitaciones, pero siempre había algo inquietante en ella. Las ventanas crujían con el viento, y las sombras danzaban en las paredes por la noche. A pesar de esto, Antonella y Bianca amaban su hogar y disfrutaban explorando cada rincón.

Un día, mientras Papá Rubén estaba en el trabajo y Mamá Débora preparaba postres en la cocina, Antonella

y Bianca decidieron explorar el ático, un lugar que siempre les había parecido misterioso y lleno de secretos. Subieron las escaleras polvorientas con una linterna en mano, listas para descubrir los tesoros ocultos que podrían estar esperando.

Al llegar al ático, se encontraron con cajas viejas, muebles cubiertos con sábanas y un gran baúl en una esquina. Antonella, con sus lentes brillando a la luz de la linterna, se acercó al baúl y lo abrió con cuidado. Dentro, encontraron una colección de objetos antiguos: libros de cuentos, fotografías en sepia y una extraña llave de hierro.

Bianca, con su curiosidad característica, tomó la llave y la examinó detenidamente. «Antito, creo que esta llave abre algo en esta casa. ¿Te imaginas si encontramos una habitación secreta o un pasadizo oculto?»

Antonella asintió emocionada. «¡Vamos a buscar! Tal vez haya más secretos escondidos.»

Las dos hermanas bajaron del ático y comenzaron a buscar cerraduras que coincidieran con la llave. Recorrieron cada habitación, probando la llave en todos los muebles y puertas que encontraron. Finalmente, en el sótano, detrás de una vieja estantería, descubrieron una puerta oculta.

Con manos temblorosas, Bianca introdujo la llave en la cerradura y la giró. La puerta se abrió con un chirrido, revelando una escalera que descendía hacia la oscuridad. Las hermanas se miraron con nerviosismo, pero también con determinación.

«Vamos juntas,» dijo Bianca, tomando la mano de Antonella.

Bajaron las escaleras y llegaron a una habitación subterránea iluminada por una luz tenue que emanaba de antiguas lámparas de aceite. En el centro de la habitación, había una mesa con un libro muy grande y viejo. Las paredes estaban cubiertas de extraños símbolos y dibujos.

Antonella se acercó al libro y lo abrió con cuidado. Las páginas estaban llenas de historias y hechizos, escritos en una lengua antigua. Bianca leyó en voz alta algunas de las palabras, y de repente, la habitación se llenó de un viento fuerte y las sombras en las paredes comenzaron a moverse.

«Creo que hemos despertado algo,» dijo Antonella, asustada.

Antes de que pudieran reaccionar, una figura oscura apareció frente a ellas. Era una sombra alta y sin rostro, que se movía de manera inquietante. Las hermanas retrocedieron, pero la figura no parecía querer hacerles daño. En cambio, comenzó a señalar hacia el libro.

«¿Quieres que leamos más?» preguntó Bianca, dudosa.

La sombra asintió lentamente. Bianca continuó leyendo, y la figura comenzó a transformarse. Poco a poco, la sombra se convirtió en una mujer de aspecto antiguo y amable.

«Gracias,» dijo la mujer con una voz suave. «Soy el espíritu de esta casa. Fui atrapada en este lugar hace muchos años por un hechizo malvado. Solo alguien con un corazón puro y valiente podía liberarme.»

Antonella y Bianca se miraron, asombradas. «¿Y ahora qué pasará?» preguntó Antonella.

«Ahora, estaré libre para irme a descansar en paz,» respondió el espíritu. «Pero antes de irme, debo advertirles que esta casa guarda más secretos. Ustedes han demostrado ser valientes y dignas de conocer la verdad.»

Con esas palabras, el espíritu comenzó a desvanecerse, dejando una cálida luz a su alrededor. Las hermanas sintieron una paz profunda mientras la habitación volvía a su estado normal.

Regresaron al piso principal de la casa, todavía asimilando lo que había sucedido. Decidieron no contarle a sus padres de inmediato, sino seguir investigando por su cuenta. Cada día después de la escuela, exploraban más rincones de la casa, siempre descubriendo nuevos objetos y pistas sobre la historia de su hogar.

Un día, mientras examinaban el jardín, encontraron una lápida antigua con inscripciones casi borradas. Bianca, con su inteligencia y habilidad para descifrar textos, logró leer el nombre grabado en la piedra: «Elena de la Luz». Era el mismo nombre que aparecía en el libro del sótano.

«Debe ser el espíritu que liberamos,» dijo Antonella.

Bianca asintió. «Parece que esta casa tiene una historia muy rica y misteriosa. Debemos seguir investigando.»

Con el tiempo, las hermanas descubrieron que Elena de la Luz había sido una hechicera bondadosa que había vivido en la casa hace muchos años. Había protegido al pueblo de fuerzas oscuras, pero fue traicionada por alguien cercano y quedó atrapada en un hechizo. Ahora, gracias a Antonella y Bianca, su espíritu estaba libre.

Una noche, mientras discutían sus hallazgos en la sala de estar, Mamá Débora y Papá Rubén se unieron a ellas. «¿Qué están haciendo, niñas?» preguntó Papá Rubén.

«Estamos investigando la historia de nuestra casa,» respondió Bianca, mostrando sus notas y descubrimientos.

Mamá Débora sonrió. «Siempre supe que esta casa tenía algo especial. Es maravilloso que estén descubriendo su historia.»

Papá Rubén asintió. «Estoy orgulloso de ustedes. Pero recuerden, siempre es importante tener cuidado y no meterse en problemas.»

Las hermanas prometieron ser cuidadosas, pero también sabían que no podían detenerse. La historia de Elena de la Luz y su hogar era demasiado fascinante para ignorarla.

Esa noche, Antonella tuvo un sueño extraño. Vio a Elena de la Luz en un campo lleno de flores, sonriendo y agradeciéndole por liberarla. Al despertar, sintió una conexión profunda con el espíritu de la hechicera y supo que su misión estaba lejos de terminar.

Con cada nuevo descubrimiento, Antonella y Bianca se volvieron más unidas y valientes. Juntas, enfrentaron misterios y desafíos, siempre recordando la lección más importante que Elena de la Luz les había enseñado: la verdadera fuerza viene del corazón y la bondad.

Y así, la casa antigua al final de la calle arbolada se convirtió en un lugar de aventuras y descubrimientos, donde dos hermanas valientes continuaron desentrañando los secretos de su hogar y protegiendo la memoria de Elena de la Luz. Con el apoyo de su familia, sabían que podían enfrentar cualquier desafío que se presentara, y estaban listas para vivir muchas más aventuras mágicas.

Fin.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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