Cuentos de Valores

Las Tres Amigas en la Fuerza de la Amistad

Lectura para 11 años

Tiempo de lectura: 4 minutos

Español

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En una pequeña ciudad donde el sol brillaba casi todos los días, vivían tres amigas: Stella, Vero y Gaby. Stella era una niña rubia con una gran sonrisa y un corazón lleno de alegría. Vero, por otro lado, tenía el cabello oscuro y rizado y siempre estaba dispuesta a ayudar a sus amigos. Gaby, aunque también era amiga de las otras dos, a menudo tenía una actitud más seria y a veces se sentía insegura.

Las tres amigas pasaban mucho tiempo juntas. Les encantaba jugar en el parque, hacer tareas escolares y, sobre todo, compartir sus sueños. Un día, mientras se divertían en el parque, decidieron tomar una foto juntas y publicarla en Instagram. “¡Hagamos una pose divertida!” exclamó Stella, mientras se colocaba en el centro. Vero y Gaby se unieron, sonriendo y haciendo gestos divertidos.

Cuando publicaron la foto, estaban emocionadas. Sin embargo, lo que no esperaban era la reacción que recibirían. Al principio, todo parecía normal. Recibieron algunos “me gusta” de sus amigos y comentarios positivos. Pero al día siguiente, cuando se despertaron, todo había cambiado. Gaby vio que había un comentario hiriente en la publicación de la foto: “¿Por qué están juntas? Se ven raras.” El comentario era de un chico que no conocían, y eso solo era el comienzo.

A medida que el día avanzaba, Gaby notó que había más comentarios negativos. “¿Por qué no están en sus lugares? Deberían separarse.” El corazón de Gaby se hundió. “Esto no está bien,” dijo con tristeza. “¿Por qué la gente tiene que ser así?” Vero y Stella se unieron a ella. “No podemos dejar que esto nos afecte. Somos amigas y eso es lo que importa,” dijo Stella, tratando de animar a Gaby.

Sin embargo, la situación se agravó. Gaby, sintiéndose insegura y herida, comenzó a apartarse de sus amigas. “¿Qué si tienen razón?” se preguntó. “Quizás debería alejarme.” Vero y Stella intentaron hablar con ella, pero Gaby estaba demasiado afectada para escuchar. “No sé si quiero seguir siendo parte de esto,” murmuró, sintiéndose sola.

Al día siguiente, en la escuela, las cosas se pusieron aún más tensas. Gaby decidió que se pelearía con Vero y Stella. “¿Por qué no puedo ser como ellas? Siempre felices, siempre juntas,” pensó, mientras sus sentimientos de celos y tristeza crecían. Cuando se encontraron en la entrada de la escuela, Gaby se acercó a ellas con una mirada desafiante. “No quiero ser parte de su grupo. ¡No más!” gritó, sorprendiendo a Stella y Vero.

Las amigas se miraron con tristeza. “Gaby, no es así como solucionamos esto. Necesitamos hablar,” dijo Vero, con la voz llena de angustia. “No quiero hablar. Ustedes son las que están bien, y yo solo estoy aquí,” respondió Gaby, sintiéndose herida. Con esas palabras, se dio la vuelta y se alejó, dejando a sus amigas preocupadas.

Día tras día, la situación no mejoraba. Gaby comenzó a evitar a Vero y Stella, eligiendo pasar tiempo sola. Sin embargo, el dolor de no tener a sus amigas a su lado solo aumentaba. Por otro lado, Stella y Vero no sabían cómo ayudar a su amiga. “¿Qué podemos hacer?” se preguntaban entre ellas. Sabían que la amistad era importante, pero sentían que no podían acercarse a Gaby sin que ella se sintiera atacada.

Una tarde, mientras estaban sentadas en su lugar habitual del parque, Stella y Vero hablaron sobre la situación. “No podemos dejar que esto continúe. La amistad es más fuerte que cualquier comentario en internet,” dijo Stella, con determinación. “¿Y si organizamos un encuentro? Solo nosotras tres, para hablar de lo que ha pasado,” sugirió Vero.

“Es una gran idea. Necesitamos que Gaby sepa que estamos aquí para ella, sin importar lo que digan los demás,” respondió Stella. Así que decidieron enviarle un mensaje a Gaby, invitándola a reunirse en su lugar especial del parque. Esperaron con ansiedad su respuesta.

Finalmente, Gaby respondió. “Está bien, iré.” Cuando llegó al parque, su corazón latía rápidamente. Las dos amigas la esperaban, con sonrisas nerviosas. “Gracias por venir, Gaby,” dijo Stella, mientras se acercaba. “Queremos hablar contigo.”

Las tres se sentaron en una manta bajo un árbol. La atmósfera era tensa, pero también había un sentido de esperanza. “Gaby, sabemos que las cosas han sido difíciles últimamente. Queremos que sepas que no estamos enojadas contigo. Te extrañamos y queremos entender lo que sientes,” dijo Vero, con sinceridad.

Gaby miró a sus amigas, sintiendo que las lágrimas comenzaban a acumularse en sus ojos. “No sé cómo decírselo. Me sentí insegura. La gente en internet ha sido cruel. Pensé que quizás no era tan buena amiga como ustedes, que siempre están juntas y felices,” confesó, mientras una lágrima rodaba por su mejilla.

Stella la abrazó suavemente. “Gaby, eso no es cierto. Tu amistad es muy valiosa para nosotras. Todos tenemos momentos difíciles y, por favor, no dejes que los comentarios de los demás te hagan dudar de ti misma,” dijo Stella, con cariño.

“Siempre hemos estado juntas, y eso no va a cambiar. Siempre seremos amigas, sin importar lo que pase,” agregó Vero. Gaby sintió el calor de su amor y comprensión. “Lo siento mucho. Me dejé llevar por lo que decían. No quiero perderlas,” dijo Gaby, ahora con una sonrisa tímida.

“Podemos superar esto juntas,” dijo Stella, secándose las lágrimas. “Y podemos hacer algo positivo con lo que ha pasado. ¿Qué tal si organizamos una charla en la escuela sobre el respeto y la amistad? Podríamos invitar a otros para que compartan sus experiencias y aprendamos juntos,” sugirió Vero, emocionada.

Gaby asintió con entusiasmo. “¡Eso suena genial! Así podemos ayudar a otros que también se sientan inseguros o discriminados,” dijo, sintiéndose más fuerte. Las tres amigas comenzaron a planear su charla, discutiendo los temas que querían abordar y cómo podían involucrar a más compañeros.

Durante las siguientes semanas, trabajaron duro para organizar la charla. Hicieron carteles, hablaron con profesores y compartieron su idea con otros estudiantes. Al final, su esfuerzo fue recompensado. El día de la charla, el aula estaba llena de estudiantes ansiosos por escuchar.

Las tres amigas tomaron el escenario y comenzaron a hablar sobre sus experiencias. Compartieron lo que había pasado con Gaby y cómo habían superado sus diferencias. Hablaron sobre la importancia de la amistad, el respeto y cómo todos podemos ayudar a hacer de nuestro entorno un lugar mejor.

A medida que hablaban, otros estudiantes comenzaron a compartir sus historias. El aula se convirtió en un espacio seguro donde todos podían expresarse y apoyarse mutuamente. Fue un momento poderoso y transformador. Al final de la charla, todos se sintieron más conectados y fortalecidos.

La experiencia les enseñó que la amistad no siempre es fácil, pero siempre vale la pena luchar por ella. Gaby se dio cuenta de que, aunque a veces las palabras pueden herir, también pueden ser una fuente de amor y apoyo. “Gracias por no rendirse conmigo,” dijo Gaby a sus amigas. “Ustedes son las mejores.”

Stella y Vero sonrieron. “Siempre estaremos aquí para ti,” dijeron al unísono. Y así, las tres amigas reforzaron su vínculo, sabiendo que habían superado un gran desafío juntas.

Con el tiempo, la charla se convirtió en un evento anual en la escuela, donde se discutían temas de respeto, amistad y cómo combatir el bullying. Las amigas se convirtieron en defensoras del respeto y la igualdad, y su mensaje llegó a muchos otros estudiantes.

Así, a través de sus experiencias, Gaby, Stella y Vero aprendieron que la verdadera amistad se basa en el amor, la comprensión y la disposición a enfrentar juntos los desafíos. Y cada vez que se encontraban, recordaban su viaje y la importancia de apoyar a los demás, creando un ambiente donde todos se sintieran valorados y respetados.

Fin

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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