Había una vez, cuatro amiguitos llamados Nana, Lo, Js y Oi. Nana tenía el cabello corto y castaño, y siempre llevaba una camiseta amarilla y pantalones cortos azules. Lo tenía el cabello largo y rubio, y vestía un bonito vestido verde. Js tenía el cabello rizado y negro, y usaba una camiseta roja y jeans. Oi, por otro lado, tenía el cabello liso y rojo, y siempre llevaba una sudadera morada y pantalones cortos.
Un día, decidieron que sería muy divertido ir de aventura al bosque cercano. Estaban muy emocionados porque les encantaba explorar y descubrir cosas nuevas. Mamá y papá les dieron permiso, y les prepararon una mochila con bocadillos y agua. Los cuatro amigos se tomaron de las manos y comenzaron a caminar hacia el bosque.
El sol brillaba y el cielo estaba muy azul. Cuando llegaron al bosque, todo estaba lleno de colores. Había árboles muy altos, flores de muchos colores y mariposas que volaban por todas partes. Los amigos se adentraron en el bosque, sintiendo la suave brisa en sus rostros.
Primero, encontraron un camino hecho de piedritas. «¡Sigamos este camino!» dijo Js, siempre lleno de ideas. Los amigos caminaron y caminaron, y de repente, escucharon un ruido. «¡Escuchen! ¿Qué es eso?» preguntó Oi, con sus grandes ojos llenos de curiosidad.
Siguieron el ruido y encontraron un riachuelo. El agua era muy clara y se podía ver a los pececitos nadando. «¡Vamos a jugar con el agua!» dijo Lo, y todos se acercaron para mojarse las manos. Nana encontró unas piedritas muy bonitas y empezó a coleccionarlas.
Después de un rato, los amigos siguieron caminando y encontraron una colina. «¡Subamos!» dijo Nana. Todos empezaron a subir, riendo y ayudándose unos a otros. Cuando llegaron a la cima, pudieron ver todo el bosque. «¡Qué vista tan hermosa!» exclamó Lo, con una gran sonrisa.
En la cima de la colina, encontraron un árbol muy grande y viejo. «¡Este árbol debe tener muchos años!» dijo Js. Decidieron descansar un poco bajo su sombra y comieron algunos bocadillos. Mientras comían, empezaron a imaginar qué tipo de animales vivían en el bosque. «Yo creo que hay conejitos,» dijo Oi. «Y yo creo que hay ardillas,» añadió Nana.
De repente, una ardilla apareció y se acercó a ellos. «¡Hola, amiguita!» dijo Lo suavemente. La ardilla parecía amigable y no tenía miedo. Los amigos le dieron un poquito de su bocadillo y la ardilla lo aceptó feliz. «¡Qué increíble conocer una ardilla tan cerca!» dijo Js emocionado.
Después de descansar, continuaron su aventura. Bajaron la colina y encontraron una cueva. «¡Entremos a ver qué hay!» sugirió Oi. Los cuatro amigos entraron despacito, con un poquito de miedo pero mucha curiosidad. Dentro de la cueva, encontraron piedras que brillaban. «¡Son piedras mágicas!» dijo Nana, imaginando historias de hadas y duendes.
Al salir de la cueva, siguieron explorando hasta que encontraron un prado lleno de flores. «¡Corramos entre las flores!» gritó Lo. Todos corrieron y saltaron, llenos de alegría. El prado estaba tan lleno de flores que parecía un arcoíris en la tierra.
Mientras jugaban, escucharon el canto de un pájaro. «¡Escuchen! Ese pájaro canta muy bonito,» dijo Js. Siguieron el canto y encontraron un árbol donde un pajarito estaba cantando. «¡Qué pajarito tan hermoso!» dijo Oi, y todos se quedaron escuchando su melodiosa canción.
La tarde comenzó a caer y los amigos sabían que era hora de regresar a casa. «Ha sido una aventura increíble,» dijo Nana. «Sí, hemos visto muchas cosas hermosas,» añadió Lo. «Y hemos hecho nuevos amigos,» dijo Js, recordando a la ardilla y al pajarito.
Mientras caminaban de regreso, hablaron sobre todo lo que habían aprendido. «El bosque es un lugar maravilloso,» dijo Oi. «Sí, y debemos cuidarlo para que siempre esté así de bonito,» dijo Lo. Los amigos estaban de acuerdo en que siempre serían respetuosos con la naturaleza.
Al llegar a casa, mamá y papá los esperaban con una merienda. «¡Cuéntenos todo sobre su aventura!» dijo mamá. Los cuatro amigos hablaron emocionados, contando cada detalle de su día en el bosque. Papá les escuchó con una gran sonrisa y les dijo: «Estoy muy orgulloso de ustedes. Han aprendido mucho y han tenido una gran aventura.»
Esa noche, al irse a dormir, cada uno pensó en lo maravilloso que había sido el día. Nana, Lo, Js y Oi sabían que siempre recordarían esa aventura y que seguirían explorando juntos, descubriendo las maravillas del mundo a su alrededor. Y así, se durmieron con una sonrisa, soñando con nuevas aventuras por venir.
Y colorín colorado, este cuento de aventura se ha acabado.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.