Había una vez cuatro hermanos llamados India, Ara, Luca y Mel. Ellos estaban muy emocionados porque por fin habían llegado las vacaciones. Esta vez, iban a la playa, un lugar lleno de sol, arena y olas. Habían escuchado muchas historias sobre el mar y estaban deseando vivir su propia aventura.
El primer día en la playa, los cuatro se despertaron temprano. «¡Vamos, rápido! ¡Quiero ver las olas!» gritó Luca, mientras saltaba de la cama con su traje de baño ya puesto. India, la hermana mayor, era la más tranquila. «No te preocupes, Luca. El mar no se va a ir,» le dijo sonriendo. Ara, la más pequeña, agarró su cubo y pala de colores, mientras Mel, que siempre estaba lleno de energía, no podía dejar de reír y correr alrededor de todos.
Cuando llegaron a la playa, el día era perfecto. El sol brillaba en lo alto, las olas saltaban suavemente y la arena era suave bajo sus pies. Los cuatro hermanos corrieron hacia el agua. Primero jugaron en la orilla, dejando que el agua mojara sus pies. «¡Mira cuántas conchas hay!» dijo Mel, señalando una fila de conchitas brillantes en la arena.
Luca, que siempre estaba buscando algo que hacer, decidió construir un enorme castillo de arena. «Voy a hacer el castillo más grande de todos,» declaró mientras comenzaba a amontonar arena con su pala. Ara lo ayudaba, pero a menudo se distraía recogiendo conchas para decorar el castillo.
Mientras tanto, India y Mel exploraban la playa. Caminaban un poco más allá, pero nunca demasiado lejos. «Mira, India,» dijo Mel señalando al horizonte, «el mar parece que no termina nunca.» India, que siempre cuidaba de sus hermanos, le tomó la mano. «Es hermoso, pero no nos alejemos mucho.»
Pero el tiempo pasaba rápidamente, y sin darse cuenta, los cuatro hermanos se sumergieron tanto en sus juegos que no notaron que habían ido demasiado lejos de donde estaban sus padres. Cuando India miró alrededor, se dio cuenta de que ya no podía ver la sombrilla verde donde estaban sus padres. «Chicos, creo que nos hemos alejado mucho,» dijo India preocupada.
Luca levantó la vista de su castillo de arena y miró a su alrededor. «¿Dónde están mamá y papá?» preguntó con un tono de voz algo nervioso.
Ara, que aún no entendía muy bien la situación, seguía recogiendo conchas, pero Mel comenzó a preocuparse. «India, ¿qué hacemos?» preguntó mientras miraba hacia todos lados.
India sabía que tenía que mantener la calma. «No pasa nada, chicos. Vamos a caminar por la orilla hasta que los encontremos. No pueden estar muy lejos.» Así que los cuatro comenzaron a caminar juntos, con India liderando el camino, siempre asegurándose de que sus hermanos estuvieran cerca.
El problema era que todas las sombrillas en la playa parecían iguales. Había muchas familias, y cada vez que pensaban que habían encontrado la suya, se daban cuenta de que no era. «¡Esa sombrilla es azul, no verde!» exclamó Luca frustrado.
Después de caminar un rato, Ara empezó a cansarse. «India, estoy cansada,» dijo en un tono triste, y su hermana mayor, siempre cuidadosa, la cargó en sus brazos.
Mientras seguían buscando, Mel, que siempre estaba lleno de ideas, señaló hacia el mar y dijo: «¿Y si construimos una torre de arena gigante para que mamá y papá nos vean desde lejos?»
India sonrió. «Es una gran idea, Mel, pero mejor sigamos buscando. Seguro que los encontramos pronto.»
Finalmente, después de un rato más de búsqueda, vieron algo que los hizo sonreír. A lo lejos, se podía ver la sombrilla verde con topos blancos. «¡Ahí están!» gritó Luca emocionado, y los cuatro hermanos corrieron hacia donde estaban sus padres.
Cuando llegaron, su mamá los abrazó a todos muy fuerte. «¡Estábamos tan preocupados!» dijo, mientras los abrazaba uno por uno. Su papá, que estaba leyendo un libro bajo la sombrilla, también se levantó y sonrió. «¿Dónde se habían metido, aventureros?» preguntó divertido.
«Nos perdimos un poquito,» admitió India, «pero nos mantuvimos juntos y encontramos el camino de vuelta.»
Esa tarde, los cuatro hermanos se sentaron bajo la sombrilla verde, comiendo bocadillos y hablando sobre su pequeña aventura. A pesar del susto, sabían que siempre estarían bien si permanecían juntos y escuchaban a su hermana mayor, India.
Conclusión:
India, Ara, Luca y Mel aprendieron que, aunque la playa es un lugar lleno de diversión y aventuras, siempre es importante mantenerse cerca y cuidar unos de otros. Y así, después de su gran día en la playa, los cuatro hermanos supieron que, mientras estuvieran juntos, siempre podrían encontrar el camino de vuelta a casa.
Cuentos cortos que te pueden gustar
Aventuras en Victoria
El Viaje Pirata de Tony
La Mágica Aventura de Pepe y Martina en el Mundo de los Caballos
Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.