Ale, Javier y Flor eran tres amigos inseparables. Un día, mientras exploraban un antiguo mercado de arte, se encontraron con una colección de pinturas muy peculiar. Cada una parecía contar una historia diferente, y algo en ellas los atrajo irresistiblemente.
«Hay algo mágico en estas pinturas», dijo Flor, mirando una que mostraba un bosque encantado. Mientras observaba, algo increíble sucedió. Flor comenzó a desvanecerse, como absorbida por la pintura, hasta que desapareció por completo.
Ale y Javier se quedaron helados, sin poder creer lo que acababan de ver. «¡Tenemos que encontrarla!», exclamó Ale. Decidieron que la única forma de salvar a Flor era entrando ellos también en el mundo de la pintura.
Ale tocó una pintura de un antiguo castillo, y de repente, se encontró dentro de ella, en un pasillo oscuro y polvoriento. «Esto debe ser como en las historias, donde hay que resolver un misterio para salir», pensó.
Javier, por su parte, eligió una pintura de un barco pirata en medio de una tormenta. Al tocarla, se vio en la cubierta del barco, luchando contra el viento y las olas.
Ale, caminando por los pasillos del castillo, encontró pistas que sugerían que Flor estaba allí. Encontró un pañuelo que reconocía como de Flor y siguió el rastro.
Mientras tanto, Javier, en el barco, descubrió un mapa que parecía indicar el lugar donde las pinturas escondían su secreto. Luchando contra el tiempo y los elementos, logró navegar hasta una isla desierta.
En la isla, Javier encontró una cueva. Dentro, había un portal que lo llevó directamente al castillo donde estaba Ale. Juntos, siguieron las pistas hasta una habitación secreta.
Allí encontraron a Flor, atrapada en un lienzo. Alrededor había un hechizo escrito: «Solo el valor y la amistad verdadera pueden romper el encanto». Ale y Javier, tomados de la mano, pronunciaron con valentía las palabras del hechizo.
Con un destello de luz, Flor fue liberada. Los tres amigos se encontraron de nuevo en el mercado de arte, frente a las pinturas, como si nada hubiera pasado.
Conclusión:
Ale, Javier y Flor aprendieron que su amistad era más fuerte que cualquier hechizo. Y aunque decidieron no acercarse más a pinturas misteriosas, siempre recordarían la aventura que los unió aún más.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.