En un pequeño pueblo lleno de colores y alegría, vivían tres amigas inseparables: Lucia, Ramona y Asheyli. Cada una de ellas era única y especial, con diferentes culturas y tradiciones que las enriquecían y las unían aún más.
Lucia, una niña de ocho años, tenía el cabello rizado y marrón como el chocolate, siempre con una sonrisa brillante que iluminaba el día de cualquiera. Le encantaba leer libros de aventuras y soñar con lugares lejanos. Ramona, de nueve años, era un poco más alta y tenía el cabello lacio y negro, siempre atado en una coleta. Su pasión era la música, y podía tocar el violín como los ángeles. Asheyli, también de nueve años, tenía la piel oscura y el cabello corto y rizado. Era una talentosa bailarina y sus movimientos eran tan gráciles como los de una mariposa.
Un día, la maestra de la escuela, la señora Margarita, les anunció una gran noticia: el pueblo organizaría una Fiesta de los Colores para celebrar la diversidad cultural. Todos los niños y niñas estaban emocionados, pero para nuestras tres amigas, esto significaba algo aún más especial. Decidieron que participarían juntas y mostrarían al pueblo la belleza de sus culturas combinadas.
Lucia sugirió que podrían preparar una obra de teatro basada en un cuento de su abuela, una historia que hablaba sobre la amistad entre diferentes naciones. Ramona pensó que podrían añadir música de su país, y Asheyli propuso que podrían incluir danzas tradicionales. Así, con sus ideas fusionadas, empezaron a planear su presentación.
Primero, visitaron a la abuela de Lucia, quien les contó con gran detalle el cuento de «El Arcoíris de la Amistad». La historia hablaba de un mundo donde los colores estaban separados, hasta que un día, un valiente grupo de niños y niñas decidieron unirlos para crear el primer arcoíris. Esta historia resonó con las niñas, ya que también querían mostrar cómo la unión de diferentes culturas podía crear algo hermoso.
Ramona se encargó de la música. Practicó durante horas para asegurarse de que las melodías fueran perfectas. Tocó canciones tradicionales con su violín y compuso una pieza especial que representaba la unión de las diferentes culturas. La música era alegre y contagiosa, haciendo que todos quisieran bailar.
Asheyli, por su parte, trabajó en la coreografía. Pasó días ensayando movimientos que combinaran danzas africanas, latinoamericanas y europeas. Sus pasos eran ligeros y llenos de gracia, y pronto sus amigas se unieron a ella para aprender la danza.
Finalmente, Lucia se dedicó a escribir el guion de la obra de teatro. Cada personaje tenía su propio color y una historia que contar. Juntas, las niñas practicaron sus líneas y movimientos, asegurándose de que cada detalle fuera perfecto.
El día de la Fiesta de los Colores, el pueblo estaba decorado con banderas y globos de todos los colores. Había puestos de comida donde se podían probar delicias de diferentes partes del mundo, y un escenario en el centro de la plaza donde se realizarían las presentaciones.
Cuando llegó el turno de Lucia, Ramona y Asheyli, los nervios comenzaron a aparecer, pero se tomaron de las manos y se dieron fuerzas unas a otras. Subieron al escenario y comenzaron su presentación. La obra de teatro fue un éxito. Los niños y niñas del pueblo observaron con asombro cómo los personajes, interpretados por nuestras amigas, unían sus colores para crear un hermoso arcoíris. Ramona tocó su violín con pasión, y la música llenó el aire, mientras Asheyli y las demás bailaban con gracia y alegría.
El público aplaudió con entusiasmo. Los padres, maestros y amigos se acercaron a felicitar a las niñas. La señora Margarita estaba especialmente orgullosa de ellas. Les dijo que su presentación había sido una de las mejores que había visto y que realmente habían capturado el espíritu de la fiesta.
Después de la presentación, las niñas caminaron por el pueblo, disfrutando de las diferentes actividades y comidas. Se dieron cuenta de lo maravilloso que era vivir en un lugar donde se celebraba la diversidad y se respetaban todas las culturas.
Mientras paseaban, se encontraron con un grupo de niños que estaban jugando a la pelota. Los invitaron a unirse y pronto se formó un equipo multicultural. Jugaron y rieron juntos, sin importar de dónde venían o cómo eran sus costumbres. En ese momento, las niñas comprendieron que la verdadera belleza de la diversidad cultural estaba en la capacidad de aprender unos de otros y de encontrar alegría en las diferencias.
Esa noche, antes de irse a dormir, Lucia, Ramona y Asheyli se reunieron en el jardín de Lucia. Se sentaron bajo las estrellas y hablaron sobre lo maravilloso que había sido el día. Decidieron que, aunque la Fiesta de los Colores había terminado, ellas seguirían celebrando la diversidad todos los días.
La historia de «El Arcoíris de la Amistad» se convirtió en su propia historia. Cada vez que veían un arcoíris en el cielo, recordaban lo importante que era estar unidas y celebrar sus diferencias. Sabían que, al igual que los colores del arcoíris, sus culturas juntas eran más hermosas y fuertes.
Con el tiempo, la Fiesta de los Colores se convirtió en una tradición anual en el pueblo, y cada año, Lucia, Ramona y Asheyli participaban con nuevas ideas y presentaciones. Su amistad y sus esfuerzos por celebrar la diversidad dejaron una huella imborrable en la comunidad, demostrando que, cuando se unen los colores, el resultado siempre es algo mágico y especial.
Y así, en un pequeño pueblo lleno de colores y alegría, tres amigas inseparables siguieron compartiendo su amor por la diversidad, enseñando a todos que las diferencias nos hacen únicos y que la amistad y el respeto pueden crear un mundo más hermoso y unido. Y colorín colorado, este cuento de valores se ha acabado.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.