Cuentos de Terror

El Misterio de la Habitación Oscura

Lectura para 2 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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Había una vez, en una casa grande y vieja, dos pequeños niños llamados Juan y Sara. Juan tenía el cabello negro y corto, siempre llevaba una camiseta roja y pantalones azules. Sara tenía el cabello rizado y marrón, y le encantaba su vestido rosa. Un día, mientras jugaban en su casa, descubrieron una habitación que nunca antes habían visto.

La habitación estaba oscura y llena de sombras. Había un computador viejo en un rincón, un cajón ligeramente abierto, un basurero con cosas misteriosas sobresaliendo, un espejo grande y sucio en una pared, y telarañas colgando del techo. Juan y Sara estaban muy curiosos y decidieron explorar la habitación.

Primero, se acercaron al computador. La pantalla brillaba con una luz extraña y verde. Juan, siendo el más valiente, presionó una tecla. De repente, la pantalla mostró una cara fantasmal que hizo que ambos niños dieran un brinco hacia atrás. «¡Es solo un viejo computador!» dijo Juan tratando de calmarse.

Luego, se acercaron al cajón. Sara tiró suavemente de la manija y el cajón se abrió chirriando. Dentro encontraron un montón de papeles viejos y polvorientos. Pero había algo más, un pequeño libro con una cubierta negra. «¿Qué será esto?» se preguntó Sara. Abrieron el libro y vieron dibujos de monstruos y fantasmas, lo que les dio un poco de miedo.

El basurero estaba lleno de cosas extrañas. Había pedazos de papel, juguetes rotos y algo que parecía ser una mano de juguete. Juan y Sara miraron con atención y decidieron no tocar nada. «Esto es realmente raro,» dijo Juan.

El espejo en la pared era grande y muy sucio. Sara se acercó y limpió un poco con su mano. Cuando miró su reflejo, vio algo muy extraño. No solo veía su reflejo, sino también una sombra detrás de ella. «¡Juan, mira esto!» gritó Sara. Pero cuando Juan miró, la sombra había desaparecido. «Debe ser nuestra imaginación,» dijo Juan, aunque no estaba tan seguro.

De repente, escucharon un ruido proveniente del techo. Miraron hacia arriba y vieron una pequeña puerta. «Debe ser una especie de ático,» dijo Sara. Juan encontró una silla y la puso debajo de la puerta. Subió y logró abrirla. «¡Es solo un viejo ático lleno de polvo y telarañas!» dijo Juan al bajar.

Aunque la habitación era un poco espeluznante, Juan y Sara no encontraron nada realmente peligroso. Pero la sensación de misterio no desaparecía. Decidieron volver a la sala de estar y contarle todo a su mamá.

«Mamá, encontramos una habitación extraña,» dijo Juan. «Sí, tenía un computador viejo, un espejo sucio y un cajón lleno de papeles,» añadió Sara.

La mamá los escuchó con una sonrisa. «Esa habitación pertenecía a los abuelos,» explicó. «El computador era del abuelo, el espejo era de la abuela, y esos papeles eran viejas cartas. Todo en esa habitación tiene recuerdos importantes.»

Juan y Sara se sintieron un poco mejor al saber eso. La habitación ya no parecía tan aterradora. «Podemos limpiar la habitación y hacerla nuestro lugar especial,» sugirió Juan.

«¡Sí, podemos decorarla y hacerla un lugar para jugar!» exclamó Sara emocionada.

Y así lo hicieron. Con la ayuda de su mamá, limpiaron la habitación, quitaron el polvo y las telarañas, y decoraron con sus juguetes y dibujos. El computador dejó de ser un misterio y se convirtió en una mesa de juegos. El cajón ahora guardaba sus propios tesoros, y el basurero fue reemplazado por una caja de juguetes.

El espejo, una vez limpio, reflejaba las risas y juegos de Juan y Sara. La sombra había desaparecido y ahora la habitación era luminosa y feliz. Incluso colgaron luces de colores del techo.

La habitación que una vez fue oscura y espeluznante, se convirtió en el lugar favorito de Juan y Sara. Allí jugaban todos los días, creando nuevas aventuras y recuerdos. Y siempre recordarían cómo con un poco de valentía y amor, convirtieron un lugar de miedo en un rincón de alegría.

Fin

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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